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Precedentes
Pocos días después de los atentados contra las Torres Gemelas, el Congreso otorgaba a George W. Bush plenos poderes de urgencia para combatir el terrorismo, retomando una práctica noimplementada desde 1964, en el contexto de la guerra de Vietnam. A la vuelta de un año, la puesta en vigor de una nueva Estrategia para la Seguridad Nacional, invocada frecuentemente como Doctrina Bush,elevaba al rango de política oficial muchas de las ideas esbozadas por el pensamiento más conservador. De acuerdo con el documento, los Estados Unidos podrían efectuar "ataques preventivos" contra lasnaciones por ellos consideradas como terroristas (o patrocinadoras del terrorismo), a fin de preservar la vida y los intereses de los propios ciudadanos estadounidenses. En otras palabras: lasguerras dejaban de ser soluciones extremas para convertirse, potencialmente, en simples ejercicios de precaución contra objetivos calificados unilateralmente de amenazas por la parte norteamericana(National Security Strategy, 2002).
Tan pronto empezaron a delinearse las estrategias de la guerra contra el terrorismo, el apoyo de la opinión pública se convirtió en una preocupación esencial de Bush y suGabinete. Los nuevos escenarios, marcados, según reconociera el propio discurso político, por acciones militares de duración impredecible, demandaban no sólo una respuesta por la vía de las armas,sino el liderazgo de los Estados Unidos también en el terreno simbólico. "Tenemos que preparar al público -diría Bush-. Esto no es un hecho aislado. Esto es la guerra. El público puede perder el foco.Dentro de un mes los norteamericanos estarán viendo el fútbol y las series mundiales, pero nuestro gobierno podría estar involucrado en la guerra indefinidamente" (Woodward, 2002).
Y lo estaría. Laofensiva de los Estados Unidos contra el terrorismo adquirió muy pronto la reputación de "guerra infinita", explotada hábilmente por la Casa Blanca para infundir temor una y otra vez a los ciudadanos...