Licenciada

entre el medio rural y las ciudades, la comprensión del proceso urbano trasciende en la
mayor parte de los casos estos límites encorsetados, que no recogen adecuadamente sus efectos
territorialesen el entorno. En las ciudades postindustriales y postmodernas cada vez se
hace más evidente que estas demarcaciones administrativas no se ajustan a las nuevas formas
urbanas ni se corresponden conlos ámbitos reales de las ciudades. La razón del desajuste
está en la tendencia creciente de la población y algunas actividades económicas a radicarse
fuera de estos límites, cambiando la fisonomíaurbana, que ahora se articulan funcionalmente
a partir de redes de relación frente a los tradicionales espacios continuos.
Las últimas cuatro décadas se han caracterizado por una transformaciónprofunda en
la morfología urbana, y en esta alteración tiene un especial protagonismo la coexistencia
y la yuxtaposición entre ciudades compactas, herederas de siglos de historia y resultado de
unacusado proceso de crecimiento en el siglo XX, y formas difusas de expansión urbana,
mucho más recientes, que se disuelven en el espacio inmediato. Esto supone por un lado
un crecimiento de las ciudades,tanto las grandes como las medianas, y por otro una modificación
considerable en su estructuración territorial. La influencia del modelo de suburbanización
anglosajón, con la expansión de lasciudades hacia su periferia, ha calado en los
modos de construir nuestras ciudades, y está alterando la tradicional estructura y morfología
continua, compacta, intensa y densa, que ha caracterizado aldiseño de los núcleos urbanos
europeos (Mallarach, J. y Vilagrasa, J., 2002, 58; Indovina, F., 1998, 24).
Estas manifestaciones de suburbanización y contraurbanización (Brunet, R., 2000, 403;Burriel, E. y Salom, J., 2001, 129; Juaristi, J., 2003, 75), se conocen con diferentes acepciones:
ciudad abierta, extensa, dispersa o difusa (Precedo, A., 2004, 185). Las nuevas dinámicas
de ocupación...