Licenciada
Apenas y lo recuerdo, el pecho me había estado molestando toda la mañana, era sábado y el desayuno materno había hecho mella en mi estomago, a mis treinta años pensé que solo era una indigestión por los condimentos y lo cargado de los manjares matutinos, pero no, debí haberlo imaginado, tal vez aun estaría entre los demás, o talvez como dicen los viejos, ya era mi hora.
Me desplome, el dolor era insoportable, y, recuerdo la ambulancia, el hospital… y luego yo. Me vi a mi mismo tendido en la sala de operaciones con el pecho abierto, pero ya no era yo, era solo un cuerpo inerte, una masa plástica y sangrienta que parecía nunca haber tenido vida, luego todo se hizo borroso y oscuro, creí que me desmayaba, entonces… soloentonces fue cuando la travesía comenzó.
Abrí los ojos y el cielo tenía un azul celeste, un color que solo recordaba en los días felices de mi niñez, aspire fuerte, mi cuerpo no tenía dolor, me pensé muerto y sonreí, pero no sabía dónde estaba y no había nadie cerca, mis pobres estudios religiosos sobre el cielo y el infierno no se parecían en nada a esto, a estas horas debía estar a las brasascon un ser con cuernos y cola puntiaguda picándome las nalgas o cantando con unas alas blancas entre muchos como yo para siempre, pero no. Estaba en una zona desértica con arena bajo mis pies.
Y hubo fuego, una columna bajó del cielo, era tan intenso que cerré los ojos, cuando el fuego se disipó había un hombre de tez morena y cabello corto, la piel reluciente y facciones hermosas, al verme sonrió,besó mi mejilla y me abrazó, la tranquilidad de su mirada y la fuerza de su abrazo me hicieron abrazar al desconocido también, una sensación extraña me invadió, era como felicidad, paz, aún ahora no sabría decirlo con exactitud.
-He venido aquí para guiar tu camino- me dijo mientras sonreía ante mi incredulidad, por mi mente pasaron preguntas como su nombre, que hacía aquí o que tenía que hacer,si esto era el cielo o peor aún, pero el soltó una carcajada estruendosa, aún sigo pensando que leyó mi mente.
-De mi solo necesitas saber que he estado aquí desde hace mucho tiempo esperándolos a cada uno de ustedes- dijo, y todavía con una pequeña risa me dijo que esto era como una zona neutral, ni cielo ni infierno, y que al lugar donde fuera debía decidirlo yo, ya que mis decisiones estaríanbasadas en la vida que tuve. – Quiero ir al cielo- le dije apresuradamente y el rió, demasiado para mi gusto – jajaja todos quieren ir- me dijo aún riéndose, - pero a su tiempo llegarás al lugar indicado- y se agachó y comenzó a escarbar en la arena hasta que sacó un pequeño baúl, lo abrió y saco ropa y me la dio, pues yo estaba desnudo, al ponérmela me pareció familiar, y me di cuenta que era miropa, una mezclilla, una playera y unos tenis que en un tiempo de mi adolescencia eran mis favoritas, me dio un pan y una cantimplora y dijo que mi travesía comenzaría ahora.
-Camina siempre de espaldas al sol, y encontraras un lugar que sea para ti, en el trayecto veras personas, animales y lugares, pero debes terminar tu viaje como lo empezaste, llevarte cosas solo te demorará mas, tienes tresdías para completar tu travesía y encontrar un lugar para ti, ya sea el cielo o el infierno, si en tres días no lo has hecho, vagarás mucho tiempo para volver a encontrar tu camino otra vez. El tiempo terminará cuando el sol se oculte en el tercer día- me dijo.
En ese momento a lo lejos se vio una silueta pequeña que venía hacia nosotros, era rápida y un temor de lo desconocido me invadió, peroel no se veía asustado, así que traté de controlarme, entonces lo reconocí y salto hacia mi tirándome al suelo, era Canelo, mi perro de la niñez.
-Un labrador hermoso- le dije a el mientras acariciaba a canelo, -pero… ¿porqué esta aquí?- le dije con sorpresa.
–Cuando eras niño un día le dijiste a Canelo que podrías pasar por todo si él iba contigo, pues este perro en su pequeño trozo de alma...
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