Licenciatura En Informatica Administrativa
Esta semana leí con mis alumnos el cuento de Juan José Arreola “El guardagujas“, lo había leído anteriormente como alumno en la universidad, y paraser sincero, lo recordaba muy vagamente. No es oficio de este post reflexionar sobre la temporalidad de los textos que van haciendo eco en mí, pero debo comentar que releerlo después de algunos años meestremeció: encontré con una crueldad tan fina, un cinismo tan cotidiano, que no pude mas que pensar en la posibilidad de que recordar sea un eufemismo más del olvido.
El argumento es simple: unforastero en una estación de trenes necesita saber si ya ha salido el tren rumbo a T., un viejo (el guardagujas) se dedica a explicarle cómo funcionan las cosas en ese lugar, y de una forma rebuscada ydispersa le reitera que no hay forma de garantizar el cumplimiento de su empresa, desglosando contundentemnte el absurdo de la realidad en que están inmersos (con un tono implícito de compasión porel forastero que no entiende que en ese lugar todo, excepto lo necesario, es posible).
Opté por escribir acerca de esta experiencia porque en sus reflexiones, mis alumnos pasaron por alto el absurdoesencial de la situación: es una estación de trenes con trenes que no van a ninguna parte, pero llegan. Esto lo destaco por una impresión personal previa: mis alumnos, estudiantes de nivelpreparatoria, aseguran tener un escepticismo sobre los textos de ficción que se complementa con la credibilidad de los textos científicos. Omitiendo la experiencia que tengan o no en la lectura de dichostextos, considero profundamente significativo el hecho de que les cueste tanto trabajo abstraer la realidad de la ficción y viceversa. Pero no porque no sean capaces de hacerlo, sino porque no son del todoconscientes de ello. Las asociaciones que propusieron de este cuento con la realidad fueron: la “superficialidad de las relaciones humanas”, “los riesgos de las malas influencias”, “el infortunio de...
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