licenciatura

¿Qué es la vida y lo que está muerto en la socialdemocracia?
Por Tony Judt
La siguiente es una adaptación de una conferencia pronunciada en la Universidad de Nueva York el 19 de octubre de 2009.
Estadounidenses les gustaría que las cosas sean mejores. Según las encuestas de opinión pública en los últimos años, todo el mundo le gustaría que sus hijos tengan mejores oportunidades de vida alnacer. Ellos preferirían que su esposa o hija tenía las mismas probabilidades de sobrevivir a la maternidad que las mujeres de otros países avanzados. Se agradecería que la cobertura médica completa a un costo menor, mayor esperanza de vida, mejores servicios públicos, y menos delincuencia.
Cuando se le dijo que estas cosas están disponibles en Alemania, Austria, Escandinavia o los Países Bajos,pero que cuentan con mayores impuestos y un Estado "intervencionista", muchos de esos mismos norteamericanos responden: "¡Pero eso es el socialismo No queremos que el estado interfiera en nuestros asuntos. Y sobre todo, no queremos pagar más impuestos ".
Esta disonancia cognitiva curioso es una vieja historia. Hace un siglo, el sociólogo alemán Werner Sombart hizo su famosa pregunta: ¿Por quéno hay socialismo en Estados Unidos? Hay muchas respuestas a esta pregunta. Algunos tienen que ver con el tamaño del país: los propósitos compartidos son difíciles de organizar y sostener en una escala imperial. Hay también, por supuesto, los factores culturales, incluyendo la sospecha distintivamente americano de gobierno central.
Y, en efecto, no es por casualidad que la democracia social y losestados de bienestar han funcionado mejor en los países pequeños y homogéneos, en los problemas de desconfianza y sospecha mutua no se producen de forma tan aguda. La disposición a pagar por los servicios de otras personas y los beneficios se basa en el entendimiento de que ellos a su vez hará lo mismo para usted y sus hijos: porque son como usted y ver el mundo como lo hace.
Por el contrario,donde la inmigración y las minorías visibles han alterado la demografía de un país, por lo general encontrará sospecha creciente de otros y una pérdida de entusiasmo por las instituciones del Estado de bienestar. Por último, es incontrovertible que la democracia social y los estados de bienestar se enfrentan a graves problemas prácticos en la actualidad. Su supervivencia no está en cuestión, peroque ya no son tan seguro de sí mismo, ya que una vez apareció.
Pero esta noche mi preocupación es la siguiente: ¿Por qué es que aquí en los Estados Unidos tenemos tanta dificultad para imaginar siquiera un tipo de sociedad diferente de aquel en cuya disfunciones y las desigualdades preocuparnos tanto? Parece que hemos perdido la capacidad de interrogar a los presentes, y mucho menos ofreceralternativas a la misma. ¿Por qué es así más allá de nosotros concebir un conjunto diferente de los arreglos para nuestro beneficio común?
Nuestra carencia-valga la jerga académica-es discursivo. Simplemente no sé cómo hablar de estas cosas. Para entender por qué esto debería ser así, un poco de historia está en orden: como Keynes dijo una vez: "Un estudio de la historia de la opinión es unacondición previa necesaria para la emancipación de la mente". A los efectos de la emancipación mental esta noche, propongo que tomemos un minuto para estudiar la historia de un prejuicio: el complejo universal contemporánea de "economicismo", la invocación de la economía en todas las discusiones de los asuntos públicos.
Durante los últimos treinta años, en gran parte del mundo de habla Inglés (aunquemenos en la Europa continental y en otras partes), cuando nos preguntamos si apoyamos una propuesta o iniciativa, no hemos pedido, es bueno o malo? En su lugar nos preguntamos: ¿es eficiente? ¿Es productivo? ¿Se beneficiará el producto interno bruto? ¿Va a contribuir al crecimiento? Esta propensión a evitar las consideraciones morales, para limitarnos a las cuestiones de los beneficios y pérdidas...