Licenciatura
En todo caso, una cosa sí es segura: que excepto para minorías, el interés por la sabiduría, la mística, y no hablemos de la profecía,está cada vez más fuera de su campo de preocupaciones y, por tanto de su vida. Puede decirse que la humanidad actual ha ido perdiendo su interés por los asuntos de su alma y se dedica más a los de la mente y el cuerpo.
Prevalece en nuestras sociedades una mezcla de agnosticismo, ateísmo, indiferencia, hedonismo, egolatría y otras flores del variado jardín del omnipresente Ego. Y en este procesoha tenido mucho que ver la evolución de la economía de agraria a industrial, con la disgregación consecuente de las familias tradicionales. Las comodidades y placeres de la sociedad del consumismo ha alejado a muchos de otro tipo de inquietudes más relacionadas con su mundo interior, para centrarse más en el exterior, en el mundo de los sentidos y en sus goces.
El papel de intelectuales y loscientíficos ha sido también decisivo durante muchos años, porque unos y otros han venido a decirnos que la vida material es la única existente, contribuyendo así al deterioro del pensamiento espiritual .al diseñar un mundo sin Dios.
A medida que pasa el tiempo, un mayor número de personas imitan a modelos prefabricados por la sociedad del consumismo. De modo que los imitadores no cesan decrecer. Pero el que imita no? es?: sólo quiere ser; pero no ser él mismo, sino ser otro. Por tanto, se halla en conflicto en su interior.
El que quiere ser como uno de esos famosos impuestos por los creadores del márketing mundial, otro tipo de intelectuales que se dedican a orientar los gustos y modas, nunca podrá alcanzar a ser ?el otro?; por lo tanto, vivirá frustrado, desazonado, y sabiendomás de su modelo que de su propio ser. Se ha perdido la maravillosa experiencia de vivirse a sí mismo empeñado en vivir al otro: vive en un vacío existencial.
Los intelectuales, pretenden ser un modelo de inteligencia, creen saber y por eso se atreven a aparecer en público. Unos son políticos de este o aquel partido y creen tener la solución de los problemas del mundo; otros predicadores dealguna iglesia, creen tener la verdad y se sienten obligados a predicar, hasta aburrir, verdades que su institución ni cumple, creyendo que es legítimo forzar las voluntades para hacer conversos. Y la institución manipula las conciencias con dogmas, ritos, y diversos métodos de sumisión en defensa de privilegios terrenales de los que dirigen la institución.
Otros, en fin, escriben en libros operiódicos larguísimas reflexiones sobre esto o lo otro. Fingen saber, pero ¿quién dice la verdad? Hablar de ellos es hablar de ?su? verdad, y, luego confrontarlos con la Verdad. Pero ellos no creen en la Verdad Absoluta, pues niegan a Dios o lo ignoran, y han preferido instalarse en el mundo de los relativismos. ¿Nos están engañando y son responsables por ello? Rotundamente, sí.
A menudo son...
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