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Tzintzuntzan, 21 de marzo.- Los oficios del Viernes Santo en Tzintzuntzan concluyen con la tradicional Procesión del Silencio, que saca al Santo Entierro a las calles del pueblo, acompañado por laMater Dolorosa y los nueve Cristos en pasta de caña que se conservan desde el siglo XVI y que en esta celebración son la expresión latente de la conciencia religiosa que pervive en los nueve barriosLos Cristos de pasta de caña son una manifestación atípica de la apropiación que los purépecha hicieron del dogma cristiano al adoptar en su espacio más intimo nueve efigies religiosas de grantrascendencia histórica, pero sobre todo de un valor incalculable para la vida comunitaria.
Aunque no pueden precisar su origen, los custodios de estos Cristos observan en ello más que el valor de unvestigio histórico, la importancia de una herencia ancestral, tal como lo confirma Luis Domínguez Medina, custodio del Cristo del barrio San Mateo: “De acuerdo con lo que nuestros antepasados nos platicaban,lo que podría decir es que estos Cristos tienen acá desde los tiempos de la colonia. En la familia hay uno y desde la primera generación que yo conocí ya hablaban de nueve cristos porque había nuevebarrios y a cada uno de ellos se les destinó uno. Tocó en suerte a mis antepasados que los responsabilizaron de custodiar al Cristo del barrio San Mateo. Lo que se conserva de ese barrio es el Cristo,ya no custodiado por toda la gente, sino por una familia, en este caso la familia Domínguez a la que pertenezco. Es la familia la que se encarga de custodiarlo y sacarlo año con año para culminar elViernes Santo con la Procesión del Silencio”.
José Nicolás Ponciano se suma al esbozo de la tradición y comenta: “el Cristo sólo se saca el Viernes Santo para acompañar a la imagen del SantoEntierro. Por tradición se ha heredado que una sola familia se haga cargo de mantenerlo, cuidarlo y restaurarlo en los casos que sea necesario, así como mostrarlo a la comunidad cuando así se requiera”.
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