limón bolívar

Salón de actos de la Escuela Primaria Básica Intendente Raúl Chavetta de Ayacucho.
Inicio del ciclo lectivo.
Una vez cantado el himno, la señora directora Wanda Lara está dando las pautas paraconservar el Orden en la institución en todo el año: a los chiquititos de primero les avisa -y a los grandototes de segundo a sexto les recuerda- que, si corren en los recreos, se van a perder el restode esas fugaces alucinaciones de libertad de diez minutos entre hora y hora (a veces quince, cuando se demora el repartidor de bidones de agua por haber llegado en pedo a la sodería y hay una cola deseños excesiva en el dispenser). Además exhorta a todas las maestras, delante de esa cálida presencia de madres, abuelas y niñeras sin blanquear hasta que aprendan a sacar el arroz con leche sinpegarse en el fondo de la olla, que a la hora de amonestar a sus educandos, suspendan por el momento toda práctica doméstica de insultar, amenazar con el cuco, o esconderles la botella de cinzano, comotal vez acostumbren con sus propios infractores en su casa si no está el padre, y tengan presente que el señor Estado Nacional, con sus señoras Leyes de Responsabilidad Civil y Lentes de Marco Orgánico,les puede caer con todo el peso de su Democracia Bien Entendida.
La historia podría seguir en infinitas variantes pero nos quedaremos con la irrupción de Luis, Luisito Bolívar, el Limón, comoatinada y afectivamente se le conoce en Ayacucho a cuenta de su pasión por los cócteles más explosivos con ácido cítrico incluido. Luisito, Limón Bolívar, mientras la señora directora impartía susdirectivas, fue aproximándose al entarimado y en voz baja pidiendo casi exigiendo su derecho a ser escuchado por esas almitas primarias y por las seños y porteros y madres y violadores de niños infiltrados enel acto a ver si sacaban tajada en el baño o el pasillo. Tomó el micrófono por asalto aunque oportunamente antes de que la directora evocara la atávica asociación de guardapolvos con palomas, y sin...