Limbo Guantanamo
Entre los objetivos marcados por Barack Obama para su segundo mandato en el discurso sobre el estado de la Unión hubo una ausencia notable: el cierre de Guantánamo. No es unasorpresa, puesto que hace tiempo que ese asunto no aparece entre las prioridades del presidente ni la presión social en Estados Unidos al respecto es significativa. Pero sí es la confirmación de quela Casa Blanca, frustrada por la complejidad del caso, ha tirado la toalla.
La orden del cierre de Guantánamo en el plazo de un año fue la primera que firmó Obama al llegar al Despacho Oval. Pero enel camino surgieron tantos obstáculos, que no solo transcurrió ese año sin resultados, sino que pasaron otros tres más y, seguramente, los cuatro años restantes de esta presidencia, puesto que todoindica que la herencia envenenada que dejó George W. Bush quedará para el sucesor de Obama. La última prueba de ello es que Daniel Fried, quien estaba al frente de las gestiones para la repatriación delos presos, dejó la pasada semana su cargo, sin que nadie le haya sustituido.
Formalmente, la Casa Blanca no ha renunciado al propósito de cerrar Guantánamo. Cada vez que se le pregunta en público aun portavoz oficial, la respuesta es la misma: “El presidente sigue comprometido con esa idea”. Pero, en privado, se admite que es una causa imposible y se responsabiliza del fracaso al Congreso.
Enparte es así. Los republicanos se han opuesto desde el primer día a esa medida y han obstaculizado la búsqueda de cualquier solución. Los demócratas, por su parte, tampoco han ayudado mucho. Ningúndemócrata, por ejemplo, se ha ofrecido a defender la instalación en su estado de una cárcel a la que trasladar los presos de Guantánamo.
Obama, por su parte, es responsable de no haber dedicado a ese finlas energías necesarias, que hubieran sido muchas. Un presidente cuenta con un determinado capital político que gastar. Este presidente, en cuanto comprobó que el cierre de Guantánamo exigía...
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