linguistica
El conocimiento formal del sistema de la lengua y la
corrección normativa de los usos ilegítimos de los alumnos y de las aludnas
ocupan untiempo casi absoluto en nuestras aulas en detrimento de
una enseñanza orientada a la adquisición de las estrategias discursivas
que nos permiten saber qué decir a quién y qué callar, cuándo ycómo
decirlo, cómo otorgar coherencia a los textos que construimos y cómo
adecuarlos a las diversas situaciones comunicativas en las que intervenimos
en nuestra vida cotidiana. Y ello pese aque el habla, tan
cotidiana, tan diversa, tan espontánea o tan regulada, está como el
oxígeno y el nitrógeno en el aire que respiramos y en casi todos nuestros
juegos de lenguaje.
entreel profesorado existe la idea de que los usos orales se adquieren de forma natural a tempranas edades, por lo que, si los niños y las niñas ya saben hablar cuando acuden a la escuela,entonces no tiene ningún sentido que el aprendizaje lingüístico se oriente hacia tales menesteres.
Nada es más ajeno a la vida en las aulas que el silencio: el habla
de las personas debe entrar enlas aulas de forma que sea posible,
como sugiere Luci Nussbaum (1991), «recuperar la palabra en clase».
Porque si bien es cierto que somos iguales en lo que se refiere a nuestra
capacidadinnata para adquirir y aprender las reglas del lenguaje, no es
menos cierto que, como subraya Amparo Tusón (1991), somos desiguales
cuando usamos la lengua. Por todo ello, la educaciónobligatoria
debería contribuir al desarrollo de las capacidades comunicativas de
los alumnos y de las alumnas de forma que les sea posible, con el apoyo
pedagógico del profesorado, comprendery expresar de forma correcta
y adecuada los mensajes orales que tienen lugar en ese complejo y
heterogéneo mercado de intercambios (Bourdieu, 1982) que es la
comunicación humana.
Regístrate para leer el documento completo.