Linotipistas

Linotipistas (Hildebrandt en sus trece # 248)
Juan Manuel Robles.
Duele ver una imagen tan cruda como la de un policía sembrándole un arma a un agricultor para hacerlo pasar por delincuente, peronadie puede creer que ese montaje sea una excepción. Digo, la imagen es obscena y violenta, y sorprende la transparencia de tanta suciedad. Pero hace tiempo que vivimos en medio de la manipulaciónabusiva contra los movimientos sociales. Hay gente que quiere desprestigiar toda lucha. Los más sofisticados hacen uso de la propaganda y la desinformación: el término “antiminero”, por ejemplo, ha sidocreado para simplificar, para poner en evidencia que existe una fuerza contraria a la minería (una fuerza definida solo por su oposición) y crear en el público la idea de que las protestas contra losabusos de las corporaciones extractivistas son obra y gracia de unos “antis” histéricos. No se los llama ambientalistas, ni pro agricultura, ni ciudadanos, se prefiere aquel término porque los dejacomo minerofóbicos rabiosos; esta idea, repetida miles de veces en los medios, va construyendo un estigma. Por otro lado, los que no son tan sofisticados apelan al estalinismo: la fuerza bruta de lapolicía para que termines autoinculpándote como criminal o terrorista y para que tus paisanos se lo piensen antes de protestar. Al final, la información resultante llega procesada en notas de prensa,partes policiales y sentencias con sello oficial, y el periodista es un sujeto triste que llega al lugar solo por cumplir un ejercicio vacío: no descubrirá nada porque los gremios que conversan con susjefes ya decidieron qué poner.
La práctica ha tenido un costo en la imagen del oficio. Soy profesor universitario en dos facultades de Comunicación. El desprestigio de la prensa se real, se harobustecido en los últimos años y hoy alcanza incluso a los más jóvenes, quienes se han contagiado de un asombroso escepticismo precoz. Cuando yo era estudiante, quedaba claro que los más talentosos tenían...