La tormenta nos sorprendió en mitad de la noche: llovía tanto que no podíamos ver la ruta, así que decidimos estacionar el auto y buscar un lugar para reguardarnos.Entonces vimos, a lo lejos, una pequeña luz que se agrandaba a medida q se iba acercando a nosotros, ya estando a pocos metros, se reconoció a una mujer con su ñina. Alpasar por al lado nuestro, note que no vestían al igual que cualquier persona, pero en segundos me tome el atrevimiento de pararlas de su caminata para preguntarles siconocían algún lugar serca donde nos pudieramos refugiar, enseguida respondieron q al lado de su casa, existía una casa vieja y grande en donde vivía un matrimonio deancianos que alquilaban los cuartos restantes. Entonces no tuvimos otra alternativa que ir con la mujer extraña y la niña hacia la casa, ya que la tormenta era atroz. Despuesde la camina, llegaron a un pueblo llamado Yatrib, la señora nos acompaño hasta la puerta de la casa y se fue. Nosotros nos quedamos quietos unos segundos hasta que unoirrumpió el silencio tocando el timbre, toco una y otra vez, y nadie respondía, pero en el quinto timbrar una señora grande de unos 80 años, con el pelo corto y blancocomo la nieve, la cara arrugada con unos ojos escondidos tras unos anteojos, un vestido rosa y largo hasta los tovillos y unas pantuflas, responde a la puerta preguntandocon una voz sueve quien es el que llama a la puerta. Pedimos disculpas por molestar tan tarde y le dijimos que nos informaron que en ese sitio alquilaban cuartos,entonces le preguntamos si podía ser que nos alquilara dos cuartos, la señora les respondió que hace mucho tiempo no alquilaba pero que por la situación lo iba a hacer.
Leer documento completo
Regístrate para leer el documento completo.