literatura hispanoamericana
Aunque no fue el único ni desde luego el primero, probablemente nadie estuvo tan atento a la compleja atmósfera intelectual de las últimas décadas del siglo XIX como el nicaragüense Rubén Darío (1867-1916). En 1890, en Guatemala, se refirió por primera vez al «triunfante y soberbio» grupo de escritores hispanoamericanos que impulsaba el«espíritu nuevo», un espíritu que denominó —por primera vez de forma precisa— Modernismo, y que él mismo se encargaría de exportar a España y a la Europa finiseculares, pues fue el único autor de la primera generación modernista que vivió hasta bien entrado el siglo XX. Esos iniciadores de la gran reforma estética y mental que fue el Modernismo —entre los que Darío se contaba— eran principalmente elmexicano Manuel Gutiérrez Nájera, el colombiano José Asunción Silva y los cubanos José Martí y Julián del Casal. Lo heterogéneo de esa relación revela ya las dificultades que ofrece precisar cuáles eran las aportaciones comunes que correspondían a ese “espíritu nuevo”, pero permite intuir que lo que importa es ante todo la común actitud consciente de hallarse en una época de crisis, de cambio general(el Fin de Siglo), y la común voluntad de advertir e inventar los síntomas y resoluciones de una necesaria renovación. Sus conflictivas relaciones (personales, intelectuales, estéticas) con el entorno coetáneo no eran muy diferentes de las actitudes escépticas, nihilistas o nostálgicas que proliferaron en su momento entre los románticos: también estos poetas “modernos” rechazaban el ambiente queles había tocado vivir, dominado, según ellos, por el materialismo, la vulgaridad, el pragmatismo y la confianza ciega en la ciencia de raíces positivistas, y casi sin lugar para las manifestaciones del espíritu, las inquietudes metafísicas o el interés por los misterios del universo. Pero podemos hablar ya de Modernismo cuando los poetas superan las limitaciones del ensimismamiento o a la evasiónhacia el pasado o por el amor que caracterizaron el malestar romántico, para hacer de la literatura en sí misma una manifestación de Belleza y de refinamiento espiritual, una condena de la vulgaridad contemporánea, una posibilidad de recuperar la armonía perdida y un instrumento para la penetración en territorios desconocidos e inalcanzables para la ciencia. Cada uno de esos hallazgos teníaantecedentes dispersos en la literatura romántica (de hecho, el Modernismo hispanoamericano, filosóficamente, supone la absorción de lo más profundo y perdurable del Romanticismo europeo), pero es la conjunción de todos ellos lo que da lugar a una nueva estética entendida a la vez como ética y como moral.
Todos los nombres citados colaboraron en la empresa, y el conjunto es lo que hoy conocemos comomovimiento modernista. Sus límites y etapas han sido objeto de consideración reiterada y siempre discutible: se ha hablado de distintas promociones, de diversos momentos de una trayectoria variada. Lo evidente es que el Modernismo tiene su punto de partida en las actitudes señaladas, en la profunda crisis epistemológica finisecular y en el hartazgo del Cientificismo imperante, a lo que suspracticantes llegan a través de evoluciones personales, en el momento y en la medida en que las circunstancias se lo permiten a cada uno, y con orientaciones tan diversas como las trayectorias individuales de cada uno de sus poetas. Es también común el hecho de que la renovación estética se manifestó primero en la prosa, a partir de 1875, en los artículos, ensayos y cuentos de José Martí y ManuelGutiérrez Nájera. La temprana muerte de estos iniciadores los destinó a formar lo que se ha llamado la “primera generación modernista”, junto a otros dos poetas que tampoco alcanzaron el final cronológico del siglo: Julián del Casal y José Asunción Silva, ejemplos cada uno de los cuatro de la variedad de manifestaciones que adoptaba el espíritu nuevo común.
JOSÉ MARTÍ (Cuba, 1853-1895)
Por sus...
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