Literatura, la novia del hombre caballo

Páginas: 8 (1753 palabras) Publicado: 6 de julio de 2010
LA NOVIA DEL HOMBRE CABALLO
LORD DUNSANY

La mañana en que cumplía doscientos cincuenta años, Shepperalk el centauro se dirigió al arca dorada, en donde los centauros guardaban sus tesoros, y cogiendo de ella el amuleto que su padre, Jyshak, había extraído en sus años mozos de la montaña dorada, y engastándolo con ópalos trocados a los gnomos, se lo puso en la muñeca y, sin decir palabra, fuea la cueva de su madre. Y también se llevó con él el clarín de los centauros, la famosa trompa de plata, que en su tiempo había conminado a la rendición a diecisiete ciudades de los Humanos, y que durante veinte años había sonado frente a las murallas rodeadas de estrellas en el Sitio de Tholdenblarna, baluarte de los dioses, cuando los centauros libraron su fabulosa guerra y no fueron batidospor las armas, sino que se retiraron lentamente envueltos en una nube de polvo antes de producirse el decisivo milagro de los dioses que aquéllos trajeron ante su desesperante carencia de arsenal propio. Tomó su clarín y se alejó a grandes zancadas, y su madre únicamente suspiró y le dejó ir.
Bien sabía ella que Shepperalk no bebería hoy del riachuelo que descendía por las terrazas del Varpa Niger,el valle entre montañas; que hoy no admiraría la puesta de sol, y que más tarde regresaría de nuevo a la cueva al trote, para dormir sobre los juncos arrastrados por ríos que no conocen los Humanos. Ella sabía que ahora el clarín estaba al cuidado de él como antaño había estado al cuidado de su padre, y antes de Goom, el padre de Jyshak, y hace mucho tiempo al cuidado de los dioses. Por tanto,únicamente suspiró y ele dejó ir. Mas él, saliendo de la cueva que constituía su hogar, cruzó por vez primera la escasa corriente y, rodeando los riscos, vio debajo de él la reluciente llanura terrestre. Y el frío viento otoñal, que sacaba brillo al mundo ascendiendo las faldas de la montaña, le golpeó en los desnudos flancos. El centauro levantó la cabeza y resopló.
-¡Ahora soy un hombre-caballo!-gritó en voz alta. Y saltando de risco en risco galopó por valles y abismos, cauces de torrente y crestas de alud, hasta llegar a las sinuosas leguas del llano, dejando tras él para siempre las montañas Athraminaurian.
Su meta era Zretazoola, la ciudad de Sombelenë. Ignoro si la leyenda de la belleza inhumana de Sombelenë, o de su asombroso enigma, ha circulado alguna vez por la llanura terrestrehasta llegar a la fabulosa cuna de la raza de los centauros, las montañas Athraminaurian. No obstante, en la sangre humana existe una marea, más bien una corriente marina, que de algún modo se asemeja al crepúsculo, y que nos trae rumores de belleza, aunque sean lejanos, lo mismo que en el mar encontramos madera flotante procedente de islas no descubiertas todavía. Esa corriente primaveral queazota la sangre humana procede de la fabulosa cuarta parte de su legendario y antiguo linaje, y nos arrastra a los bosques y a las colinas, y nos hace prestar atención a la vieja canción. Así que es posible que en aquellas solitarias montañas más allá de los confines del mundo la fabulosa sangre de Shepperalk concitara rumores que únicamente conoce el etéreo crepúsculo y que sólo se confíansecretamente a los murciélagos; pues Shepperalk era más legendario incluso que el hombre. Era cierto que desde el principio se dirigió a la ciudad de Zretazoola, donde mora Sombelenë en su templo; no obstante, toda la llanura terrestre, sus ríos y montañas, están situados entre el hogar de Shepperalk y la ciudad que buscaba.
Cuando las patas del centauro tocaron por vez primera la hierba de aquellablanda tierra aluvial, sopló alegremente el cuerno de plata, hizo cabriolas y caracoleó, y brincó durante bastantes leguas. Por un nuevo y hermoso prodigio, su paso parecía el de un caballo que nunca hubiera ganado una carrera, y el viento reía al cruzarse con él. Bajaba la cabeza para olfatear las flores, la levantaba para estar más cerca de las invisibles estrellas, se divertía por esos mundos,...
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