Literatura

Poemas de sangre

En la penumbra de la habitación Aaron meditaba taciturno. Estaba llorando, el corazón le oprimía por debajo de su camisa de huesos testigos de un amargor insufrible. Su cuerpocolgaba y se desbordaba por los lados del sillón como si lo hubieran colocado allí con el cuidado de quien no quiere arrugar una sábana planchada. Con esa palidez mortecina hasta el muñeco de laestantería parecía más vivo, aunque solo uno de los dos respirara.
Todos los objetos proyectaban su sombra sobre la de Aaron y era como si los cargara a cuestas, también había sombras extrañas, que lehablaban desde las esquinas recordándole su fracaso a cada momento. No podía hacer que se callaran.
Entonces, la luz se encendió y Aaron se cubrió la cabeza con las manos. Los ojos le quemaban y cuandopudo recuperar la visión observó como su compañera le estaba mirando desde la puerta, con expresión seria, sujetando un taco de folios en una mano y en otra una pluma estilográfica.
-Estoy harta-dijomientras utilizaba una de sus miradas acusadoras- te pasas los días y las noches ahí agazapado cómo si fueras un chiquillo, lamentándote por tu desgracia de no ser un poeta conocido.
Aaron, como sihubiera acabado de recibir una descarga eléctrica se levantó y apretó con fuerza su brazo.
-¿Y qué sabes tú de la soledad descalabrada por mis carnes?
-Sólo se que no nos da para comer- Sucompañera le tiró el fardo de hojas y la pluma- Escribe cosas que nos hagan ganar dinero o despídete de mí.
Él no habló, no era capaz, su poesía era estéril.

La mujer dio un portazo. Se fue. En elexterior era una noche tormentosa, el viento soplaba con fuerza y hacía que las ramas de los árboles plantados en los alcorques de la acera golpearan la ventana, como una especie de aviso, o de advertencia.***
‘Se ha ido’ esa era la frase que recorría la cabeza de Aaron como si fuera un salvapantallas. El ruido del secador, y el calor mecánico que producía eran lo único que le acompañaba aquel...