LITERATURA
también deberían sernos útiles. El lector generoso habrá de olvidarse, pues, del
primer aserto y aprovecharse del segundo. Si además, como ocurre en este caso,
varios de los cuentos recogidos son fantásticos, se corre el peligro de ofrecer
demasiadas claves al lector y de anticiparle las sensaciones que él mismo
experimentará por su cuenta, algo que he tratado de evitar. Por tanto, de necesitarlo,
puede volver a él tras haber disfrutado de la lectura y extraído sus propias
conclusiones. El prólogo se convertirá, de esta manera, en una provechosa
confrontación de ideas y en una posible ayuda para completar sus impresiones.
Si un libro de narraciones es como un buque bien estibado ha escrito Cristina
Fernández Cubas , entonces este volumen, que recoge Todos los cuentos (aclaremos:
todos aquellos que han aparecido en sus libros, junto con la continuación de una pieza que Poe dejó inacabada), acaso habría de concebirse como un trasatlántico. De
igual modo, un relato debería ser siempre un organismo vivo, de forma que la vinculación con las demás piezas que lo acompañan no se dejara al azar, pues la
disposición en el conjunto y las posibles relaciones entre ellas condicionan tanto el significado de cada una como el del grupo. Ese orden «interno, personal, misterioso»
cito a la autora afecta también al sentido de la totalidad, algo por lo que deberían preguntarse siempre los lectores, e incluso los críticos.
Pero ¿por qué todos los cuentos, tras publicar cinco libros de relatos? Entre otros
motivos, para que ...
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