Literatura

 En medio del campo.

- Vaya y cortele la cabeza a ese caballo- le ordenó señalando aquel animal. Él se sentía una pésimapersona, ¿cómo podría matar a un caballo con sus propias manos?
- Debemos fabricar mortadela, hagalo rápido y no se encariñe-
- Como diga - murmuró con voz sumisa
Podía ordeñar vacas, bañar ovejas,cepillar la suave y extensa cola de los caballos, y limpiar la defecación de los animales de la granja. ¿Pero podría ser capaz de matar a uno? Se sintió indefenso y con el alma quebrada de tan solopensarlo. Pero debía cobrar el sueldo, o moriría de hambre el próximo mes.
Los tacos de sus botas forradas con cuerina barata resonaron contra la dura y resquebrajada tierra de no haber llovido durantedos semanas. Se acercó hacia el caballo. Lo observó apenado y, con ambas manos, recorrió el cuello y la cabeza del corcel lamentandose por lo que iba a cometer.
Tomó las riendas de la correa y loempujó en dirección a su cuerpo caminando con la cabeza gacha, examinando el camino que iba a tomar en medio de la oscuridad del campo.
El suave galope del grandote y el estrepitoso andar del jóvengaucho resonaban en el silencio de la noche.
A unos metros se podían ver unos falores bastante iluminados para notar en medio de la nada mientras que comenzaba a caer el frío y el gaucho daba pasos másligeros, y en algunos casos trastabillándose sin llegar a golpear las rodillas contra la tierra.
Corrió la tranquera del corral cubierto con un ámplio techo de paja, hizo sentar al caballo a uncostado, cubriéndolo con una vieja frazada.
- Que dios me perdone - murmuró a sí mismo tomando de un pozo poco cubierto una gran arma.
Volvió a cerrar la tranquera, observó al caballo desde lejoscalzando su arma bajo su axila izquierda y giró sobre sí mismo directo a la casa del jefe.
Media hectárea más y pudo llegar -agitado y con la lengua hacia afuera- a la casa del hombre. Pateó la alfombra...