literatura
Cuando Juan fue a trabajar, estacionó su nuevo auto en un lugar donde todos lo pudieran ver. “Quería compartir su felicidad con sus compañeros”, pensó mientras lo estacionaba. Pero a veces nuestra cabeza no nos dice toda la verdad. En realidad el ego de Juan, escondido internamente, solamente quería hacerse notar y sobresalir. Para el, tener un buen auto nuevo cobraba mássentido si los demás podían también verlo y apreciarlo.
Cuando salió del trabajo, vio que un niño de los que se suele decir “de la calle” se encontraba frente a su auto, con mirada embelesada. “¿Este es su auto, señor?” Preguntó el niño extasiado. Juan contestó con el pecho erguido y la frente bien en alto: “Así es pequeño, y si quieres sorprenderte un poco más te puedo decir que no pague nadapor el ya que mi hermano me lo regaló para Navidad”.
“¿Su hermano se lo regaló y no pagó nada por el?” Repitió el pequeño que no salía de su asombro. Un suspiro en forma de palabra salió de la boca del pequeño: “Uauuuuuuu, como me gustaría….”. “Si, si… es claro niño que te gustaría tener un hermano así que te hiciera estos regalos. Ya me lo han dicho varias veces en los últimos días”, interrumpióJuan mientras su ego tomaba un tamaño tal que parecía explotarle en el pecho.
Y el niño, sin poder escuchar las palabras de Juan ya que se encontraba viviendo en su imaginación una escena que solo él podía presenciar, terminó la frase que ya había comenzado: “Como me gustaría…… ser un hermano así”.
En ese momento la cara de Juan se desfiguró por la respuesta y su ego explotó en mil pedazos.Y en tan solo un instante Juan experimentó la sensación de ser la persona más admirable, a ser la persona más pequeña e insignificante del planeta. Luego Juan sintió admiración por semejante respuesta inesperada, la cual mágicamente había logrado transmutar su egocentrismo en profunda bondad.
“Te gustaría dar una vuelta en mi auto, pequeño?”
¡Oh si, eso me encantaría!
Y así fue como losdos salieron juntos a recorrer la ciudad en auto. Pero lo increíble era que los dos iban igualmente alegres, pero fuentes muy diferentes alimentaban esa alegría en cada uno. A Juan le alegraba ver la mirada de admiración de los transeúntes que daban vuelta la cabeza para verlo pasar (aunque en realidad la gente solo veía el auto y no prestaba atención a quien iba dentro). Pero al pequeño lo alegrabatoda la escena que nuevamente soñaba en su interior mientras viajaba en ese auto.
De repente el pequeño preguntó: “Señor, ¿no le importaría que pasáramos frente a mi casa?”. Juan rió a carcajadas mientras pensaba que el niño quería mostrar a todos sus vecinos que era capaz de llegar a casa montado en un increíble automóvil como el suyo. Pero Juan no tenía la menor idea de lo diferente a el queera el pequeño gran hombrecito que transportaba. Nuevamente el destino le tenía preparado otra sorpresa más, a tan solo unas pocas cuadras de distancia.
“Aquí es, ¿podría ser tan amable de detenerse en esa puerta?”, preguntó el niño que parecía explotar de la alegría anticipando lo que estaba por suceder. El auto detuvo su silencioso motor, y el niño bajo corriendo y se perdió por un pasillo.Al rato Juan lo vio volver, pero esta vez venía mucho más despacio…… y acompañado. Traía en brazos a un niño aún más pequeño, que luego descubriría que era su hermanito, y también descubriría que era lisiado y que sus piernitas nunca habían logrado caminar por tener una enfermedad desde su nacimiento.
Y en ese profundo silencio, se escuchó que el pequeño le susurraba a su hermanito al oído:“Ves, allí esta Juan y su auto tal como te lo dije. Su hermano se lo regaló para Navidad y a el no le costó ni un centavo. Algún día yo te voy a regalar uno. Y juntos vamos a recorrer en el, las diferentes ciudades del mundo.”
Sin lugar a dudas, Juan había recibido en esas navidades el mejor regalo, un regalo que transformó por completo su forma de ser y de ver el mundo.
REFLEXIÓN:
Este...
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