Literatura
Hace dos o tres semanas he terminado de leer Cuatro corazones con freno y marcha atrás en la edición de Fernando Valls y David Roas, quedemuestran sus vastos conocimientos de la obra completa de Jardiel en las notas a pie de página con una prolijidad que al principio distrae y más tarde irrita. Pero ése es otro tema.
Cometí el error decomenzar la lectura de Cuatro corazones... en una guardia de clase (en la que milagrosamente pude leer sin demasiadas interrupciones) y lo pasé bastante mal procurando disimular la risa: el primer actode la comedia es absolutamente desternillante. De ahí que no recomiende su lectura en tanatorios, juicios de faltas y, en general, en todas aquellas situaciones que requieran un mínimo de seriedad ycompostura.
A medida que avanza la acción, la obra decrece en gracia, pero gana en profundidad filosófica, y el interés permanece y se renueva hasta el desenlace final, que muestra la habilidad deJardiel para la comedia y la sátira. Sus fobias hacia ciertos oficios y condiciones humanas entroncan con la tradición literaria española del Siglo de Oro, encarnada principalmente en la figura deQuevedo: ambos comparten su aversión hacia los médicos, y Jardiel sustituye a los alguaciles quevedescos, en notable decadencia, por profesiones de reciente cuño, como los vendedores de seguros.
Todasu obra literaria está destinada a provocar la risa y, sin embargo, y paradójicamente, Jardiel renuncia a definir el humorismo. La frase con la que no lo define (lo indefine o lo desdefine), como...
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