Literatura
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SACRIFICIO
Para Andrew, que hace posible todo;
Y para Hal, que hace que esto valga la pena.
Hay noches en que los lobos callan
y solo aúlla la luna.
George Carlin,
Brain Droppings (1997)
ÍNDICE
PREFACIO 5
Capítulo 1 6
Capítulo 2 17
Capítulo 3 21
Capítulo 4 38Capítulo 5 44
Capítulo 6 47
Capítulo 7 59
Capítulo 8 67
Capítulo 9 75
Capítulo 10 85
Capítulo 11 88
Capítulo 12 92
Capítulo 13 95
Capítulo 14 101
Capítulo 15 109
Capítulo 16 112
Capítulo 17 125
Capítulo 18 134
Capítulo 19 140
Capítulo 20 145
Capítulo 21 148
Capítulo 22 155
Capítulo 23 158
Capítulo 24 162
Capítulo 25 166
Capítulo 26 172Capítulo 27 177
Capítulo 28 184
Capítulo 29 193
Capítulo 30 197
Capítulo 31 204
Capítulo 32 216
Capítulo 33 222
Capítulo 34 231
Capítulo 35 245
Capítulo 36 250
Capítulo 37 263
Capítulo 38 271
Capítulo 39 276
Capítulo 40 284
Capítulo 41 288
Epílogo 291
POSFACIO 296
AGRADECIMIENTOS 298
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA 299
[pic]PREFACIO
Sacrificio es una obra de ficción inspirada en la leyenda de las islas Shetland.
A pesar de que para dar autenticidad a la historia he utilizado apellidos que son comunes en las Shetland, ningún personaje del libro está basado en una persona real, viva o muerta.
El hospital Franklin Stone no pretende ser el Gilbert Bain, y la isla de Tronal, tal como la he descrito, noexiste.
No tengo motivos para creer que los hechos narrados en este libro hayan sucedido en las islas Shetland.
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Capítulo 1
El cadáver supe encajarlo. Fue el contexto lo que me descolocó.
Los que nos ganamos la vida con las fragilidades del cuerpo humano aceptamos, casi como parte de nuestros términos y condiciones, una familiaridad cada vez mayor con la muerte.Para la mayoría de la gente, un halo de misterio envuelve la partida del alma de su morada terrenal de huesos, músculos, grasa y tendones. Para nosotros, la cuestión de la muerte y la putrefacción queda gradual pero implacablemente al desnudo en la lección introductoria de anatomía y la primera visión fugaz de formas humanas bajo sábanas blancas en una rutilante habitación de acero aséptico.Con los años había visto la muerte, diseccionado la muerte, olido la muerte, había palpado, medido y pesado la muerte, a veces hasta la había oído (los sonidos susurrantes que hace un cadáver cuando los fluidos se asientan), más veces de las que podía recordar. Estaba totalmente acostumbrada a la muerte. Pero no esperaba que se levantara y gritara «¡Bu!».
Alguien me preguntó una vez, hablandodurante una comida en un pub sobre los méritos de ciertas novelas policíacas, cómo reaccionaría si me encontrara con un cadáver vivo. Supe exactamente a qué se refería, y él sonrió mientras esas palabras bobas salían de su boca. Le contesté que no lo sabía. Pero era algo en lo que pensaba de vez en cuando. ¿Qué haría si un cadáver me pillara por sorpresa? ¿Se activaría el resorte deldistanciamiento profesional, impulsándome a comprobar las constantes vitales y a tomar nota mentalmente de su estado y del entorno, o gritaría y echaría a correr?
Y entonces llegó el día en que lo supe.
Empezaba a llover cuando subí a la miniexcavadora que había alquilado aquella mañana. Solo eran unas pocas gotas, casi agradables, pero el nubarrón que vi por encima de mi cabeza me dijo que noesperase una llovizna de primavera. Por mucho que estuviéramos a principios de mayo, tan al norte las lluvias torrenciales seguían siendo algo cotidiano. Se me ocurrió que excavar bajo la lluvia podía ser peligroso, pero aun así puse el motor en marcha.
Jamie estaba tumbado de lado a unos veinte metros colina arriba. En el suelo descansaban dos patas, la delantera y la trasera derechas. Las del...
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