Live! la muerte en vivo

Live! La muerte en vivo

¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para ser millonarios? ¿Hasta dónde puede llegar un canal de televisión por un punto de rating?
Desde el Coliseo Romano hasta las guillotinas de París en el siglo XVI, la idea de ver cómo alguien muere siempre resulta algo muy atractivo. Eva Mendes en Live!

La película se titula "La muerte en vivo" y se centra en eso que losmedios llaman un “tema polémico”. Dura una hora y media y el ritmo es suficientemente vertiginoso como para considerarla entretenida si la pasan por el cable. Es de ese tipo de producciones en las que uno deja de hacer zapping para ver de qué va y al final termina viéndola sin culpa. Interpretada por Eva Mendes y por David Krumholtz, la película tiene una única idea y no se aparta de ella ni enun fotograma. Pero esa idea es seductora porque confronta a toda esa gente que mira tele, pero la detesta: se trata de mostrar que en el afán de hacer más dinero, los ejecutivos de la TV no tienen ningún escrúpulo. No es una idea novedosa: ya Hollywood puso a la industria catódica muchas veces en la picota y también mostró que, en afán de ganar mucho, hay gente en cualquier medio que es capaz dehacer cualquier cosa. Lo interesante de La muerte en vivo es que con un ritmo alocado y simulando ser una narración de suspenso es en realidad una obra de tesis.
Recurriendo irónicamente a modos narrativos que apasionaban a los cineastas de las vanguardias de los ‘60 (quienes todavía creían que el cine “debía” ser un medio “desalineante”), La muerte en directo muestra la lucha de una inteligente yaudaz ejecutiva televisiva por imponer un proyecto que le podría devolver el liderazgo a la cadena en la que trabaja (y consagrarla a ella como una productora capaz de hacer historia en el medio). El proyecto es el reality Live!, en el que los participantes jugarán a la ruleta rusa en cámara. Los que queden vivos recibirán, cada uno, cinco millones de dólares. El eje de la trama se reduce a eso,pero el film funciona como un río que tiene una serie de sofisticados meandros que son los que sostienen tanto la acción como el núcleo ideológico: en el fondo –pretenciosa, aunque también honestamente– la película pretende discutir sobre el fin ético de la actividad humana.
Esa pomposidad (enmascarada) es un punto a favor. Al comienzo del film se ve a los creativos de la TV tratando de imaginarnuevos programas que los vuelvan a colocar en el tope del rating. Cada idea debatida en ese ámbito es controversial o alocada: desde imitar un show ruso en el que un participante roba un auto y lo persigue la policía (si logra sobrevivir media hora al acoso, el auto es suyo) hasta una competencia de espermatozoides teñidos con los colores de diferentes participantes (gana el color que fecunda elóvulo). Una vez que la directora de programación apuesta todas las fichas al show de la ruleta rusa, la película va mostrando, uno por uno, todos los ámbitos en los que se debe debatir la idea para lograr ponerla en el aire: debe lidiar con los miembros del directorio de la cadena (a los que convence al demostrarle que el suicidio en cámara les volverá a ganar el público infantil, el másconsumidor), con los anunciantes que no quieren asociarse con una idea controversial (pero aman el tope del rating), con las opiniones de gente de la calle –uno de ellos dice que la idea le resulta desagradable pero que igual verá el reality–, con el comité de regulación de los contenidos televisivos. El caso del comité es especialmente polémico ya que fue esa institución la que multó el show de JanetJackson en el final del SuperBowl porque se le vio un pezón. Queda claro que en TV se puede ver a alguien volarse los sesos en cámara pero que una alusión sexual, por mínima que fuera, es escandalosa. La regulación siempre es problemática, pero sin regulación la TV (norteamericana, ya que la argentina casi no está regulada, al menos en los hechos) sería mucho más racista, sexista y xenófoba.

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