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Páginas: 134 (33390 palabras) Publicado: 30 de junio de 2014
"Érase una vez...”
La ciudad de Cuentópolis, del Reino de la Fantasía, amaneció
alegre y bulliciosa. Era el primer día de primavera, esa época
maravillosa del año cuando juventud y amor se unen para
siempre. En el centro de su gran plaza, donde estaba el mer-
cado, muchos personajes se movían al ritmo de una ban-
da compuesta por músicos que parecían haber salidode un
cuadro de Botero, ya que eran todos gorditos. El aire soplaba
fresco, y el hombre de la luna plateada sonreía en silencio
sobre el fondo azul del cielo. El día estaba perfecto para una
aventura, para andar descalzo o para enamorarse.

Nuestra historia comienza con un apuesto joven que caminaba por las calles de Cuentópolis con un fardo en la cabeza, y colgada a la espaldallevaba una alforja. Era un chico fornido, de mirada distraída, algo despistado; el color de su piel irradiaba  el sol de unas playas lejanas. Con paso ligero se dirigía hacia el mercado.
Al llegar, se encontró con una vista deslumbrante: una chica preciosa contemplaba unas rosas frescas. Nunca había visto otra de igual belleza; vivaz y distinguida como las flores que acariciaba; de caraovalada, enmarcada por unos cabellos negros y rizados donde unos ojos color miel resplandecían al sol.
─¡Por las barbas de Zeus, qué hermosa es esa chica! ─exclamó lleno de asombro.

Entonces el muchacho sintió el flechazo, pensó que ella merecía admiración y que el mundo le pertenecía. Sin pensarlo más fue a su encuentro con el as del corazón en las manos. La miró con disimulo y decidió decirle unpiropo. Con mucho cuidado, puso la carga en el suelo, sacó de la mochila un librito de poemas, y buscó las palabras más bellas.
“Dios debe estar distraído porque los ángeles se escapan”, lo leyó varias veces hasta memorizarlo. Entonces leyó otro: “¿De qué juguetería te escapaste muñeca?”. Ambos   piropos le sonaban bien. Indeciso, se acercó. Se detuvo un momento, aspiró un poco de aire,  ylevantó la cabeza, mientras que a la vez sacaba el pecho.
 ─¿Me podrías decir dónde puedo encontrar al Autor, por favor? ─Fue lo único que logró decir, y trató de no mostrar sus verdaderas intenciones. Pero a pesar de que no le dijo el piropo, hizo un buen trabajo: ella le prestó atención, ya que volteó la cara, como una rosa hacia el  sol, y le preguntó:
 ─¿Estás perdido?
            Eso fue comouna bofetada. Él se sintió desubicado. Por su mente cruzaron muchas preguntas: ¿Qué es lo que pasa, acaso ves algo en mi cuerpo que te obliga a decirme eso? ¿Piensas que yo soy una rana, un sapo o  un personaje de cuento? Pero no dijo nada y sonrió.
─¿Estás bien?  ─preguntó ella, perpleja.
─No, no es nada   ─murmuró él.
Ella tocó una flor y dijo:
─Yo también estoy perdida…es más te diré quetodos aquí en Cuentópolis estamos perdidos en la imaginación del Autor.
Él observaba como ella movía sus seductoras manos, la miró a los ojos y le dijo:
─Sí,  entiendo, yo estoy perdido también. Busco al escritor, pero es él quien me encontrará.
Ella le devolvió una sonrisa.
─¡Magnífico! Yo conozco Cuentópolis, pero dicen que el Autor vive afuera, en una choza en el campo, rodeado de elfos.  Apropósito, tienes un bonito acento.
Con esas palabras le quitó el sentido.
─Gracias…yo…
 Ella preguntaba. Él  asentía. Ella tomó la iniciativa y el control de la situación. Notó un movimiento nervioso en él, y dijo:
─¿Por qué lo buscas?
─ ¿A quién?
─¡Al Autor!
─Ah, sí. Necesito encontrarlo para darle el libro del cuento no contado y para que me dirija hacia mi próxima historia.
─¿No contado?Todo cuento lo es siempre antes de escribirlo, ¿no te parece?
─Sí, claro. Yo sólo sé que tengo que entregarle ese paquete y entonces él me llevará a mi cuento.  Oye, ¿sabes dónde se come bueno por aquí?
─Ah, además de entregador de cuentos también comes, si que eres cabezón. Pues mira sí, y también conozco un lugar con tres hermosas camas: una grande, una mediana y una pequeña. Ven, tengo mi...
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