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Páginas: 8 (1805 palabras)
Publicado: 30 de enero de 2010
I
Recuerde el alma dormida,
avive el seso e despierte,
contemplando
cómo se passa la vida;
cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el placer;
cómo, después de acordado,
da dolor
cómo, a nuestro parescer,
cualquiera tiempo passado
fue mejor.
II
Pues si vemos lo presente,
cómo en un punto se es ido
e acabado,
sijuzgamos sabiamente,
daremos lo non venido
por passado.
Non se engañe nadi, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de passar
por tal manera.
III
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí losotros medianos
e más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.
IV
Dexo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
non curo de sus ficciones,
que traen hierbas secretas
sus sabores.
Aquél sólo me encomiendo.
Aquél sólo invoco yo
de verdad,
que en este mundo viviendo,
el mundo non conoció
su deidad.
V
Estemundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientras vivimos,
e llegamos
al tiempo que feneçemos;
assí que, cuando morimos,
descansamos.
VI
Este mundo bueno fue
si bien usásemos dél
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganar aquélque atendemos.
Aun aquel fijo de Dios
para sobirnos al cielo
descendió
a nascer acá entre nos,
y a vivir en este suelo
do murió.
VII
Si fuesse en nuestro poder
hacer la cara hermosa
corporal,
como podemos hacer
el alma tan gloriosa
angelical,
¡qué diligencia tan viva
toviéramos toda hora,
e tan presta,
en componer la cativa,
dexándonos laseñora
descompuesta!
VIII
Véd de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que, en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdemos.
Dellas deshace la edad,
dellas casos desastrados
que acaeçen,
dellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.
IX
Decidme: la hermosura,
la gentil frescura y tez
de la cara,la color e la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para?
Las mañas e ligereza
e la fuerça corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega el arrabal
de senectud.
X
Pues la sangre de los godos,
y el linaje e la nobleza
tan crescida,
¡por cuántas vías e modos
se pierde su grand alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
por cuán baxo eabatidos
que los tienen;
otros que, por non tener,
en oficios non debidos
se mantienen.
XI
Los estados de riqueza,
que nos dexan a deshora
¿quién lo duda?
Non les pidamos firmeza,
pues que son de una señora
que se muda,
que bienes son de Fortuna
que revuelve con su rueda
presurosa,
la cual non puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.XII
Pero digo que acompañen
e lleguen hasta la fuessa
con su dueño;
por esso non nos engañen,
pues se va la vida apriessa
como sueño.
E los deleites de acá
son, en que nos deleitamos,
temporales,
e los tormentos de allá,
que por ellos esperamos,
eternales.
XIII
Los placeres e dulçores
desta vida trabajada
que tenemos,
non son sino corredores,e la muerte, la çelada
en que caemos.
Non mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta
no hay lugar.
XIV
Esos reyes poderosos
que vemos por escripturas
ya passadas
con casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
assí, que no hay cosa fuerte,
que a papas y...
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