LO MÁS TARDE EN NOVIEMBRE
En realidad, no existen razones de peso para dejar a su marido; él es un hombre de negocios dedicado a sutrabajo, rutinario, ordenado, sencillo, amable, un poco simple también, y casi indiferente a todo lo que no sea su empresa; a su lado Marianne se siente insatisfecha y aburrida. Casada sin amor, ni siquierasu hijo alcanza a llenar el vacío y la frustración de su vida frívola, despreocupada y burguesa.
La convivencia con Berthold es por completo distinta a cuanto ella había imaginado. El pasa la mayorparte del tiempo escribiendo; necesita y exige silencio, tranquilidad, concentración y que nada ni nadie perturbe su trabajo.
Marianne se vuelve a sentir sola, abandonada y llena de hastío; deambulapor parques y museos para matar el tiempo. Tampoco con Berthold ha logrado la tan ansiada felicidad; pero a pesar de todo, no es desdichada. Aunque existe en Móncken una zona vedada, impenetrable —sumundo de escritor— a donde ella nunca tiene acceso, él es atento, considerado y más sensible de lo que aparenta. Poco expresivo, no parece entregarse por completo; y cuando han sido felices sólo se hatratado de momentos fugaces y esporádicos, en ocasión de alguna pausa entre una y otra obra que él debe escribir.
Así las cosas, cierto día Marianne recibe la visita de su suegro —quien antes tambiénvivía con ellos— entre ambos siempre había existido una especie de mutuo y callado entendimiento, un tácito afecto y simpatía. Al llegar conversa con Marianne, y a partir de esa conversación deduce...
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