Lo que el viento se llevo y que el viento sólo trajo
Páginas: 9 (2090 palabras)
Publicado: 3 de julio de 2011
Lo que el tiempo se llevo y que el viento sólo trajo: la “Antigua Plaza de Gallos”
Por Juan Romero González
-Órale cabrón, destrúyelo pinche pendejo- Y salta desde la tercera cuerda, haciéndole la urracarrana, si señor, esto es acción-... silencio... – existe un claro proteccionismo del gobierno del General Porfirio Díaz a favor de determinadas industrias febriles-... olvido... –Damas yCaballeros, con ustedes la hermosa voz que retumba hasta en el santuario de nuestra señora de Guadalupe, Ángela Peralta-... destrucción. Las luces poco a poco se han ido apagando, ya las voces son un simple eco de recuerdos de lo que alguna vez sirvió como Plaza de Gallos, teatro, arena de lucha libre... en fin, un punto de encuentro de la sociedad leonesa. Ahora se ha convertido en escombros ytierra, en soledad que se escucha en sus pasillos y que pequeñas voces susurran... Lo que el tiempo se llevo y que el viento solo trajo: La pérdida de la “Antigua Plaza de Gallos”.
La Juárez y su Guadalupe
Es el 2004, cuando la puerta se abre, un letrero de no estacionarse recibe a los escasos visitantes que tienen permiso para entrar, el suelo se encuentra lleno de vasos desechables, de prontoun gran patio se asoma de entre las sombras y surge una casa que se encuentra en la Calle Juárez en el Centro Histórico de León Guanajuato y que alguna vez fue construida por José Manuel Gutiérrez de la Concha, un militar, acérrimo enemigo de los insurgentes... era 1 de septiembre de 1802 cuando fue terminada.
Unas escaleras aparecen de pronto enterradas bajo kilos de excremento de murciélago,animales que han sido fieles inquilinos desde que fuera por última vez, hogar de la familia Hernández, actuales propietarios del lugar. Los escalones casi borrados por el tiempo conducen al piso superior, que enfrenta sin piedad a un gran número de habitaciones “tres cuartos eran de la hermana de mis abuelos. En el piso de abajo tenia la biblioteca mi abuelo” comenta el sobrino de Sara Hernández,encargada de la familia para proteger el inmueble. Muchas de las habitaciones han sufrido el tiempo, que se ha llevado el esplendor tirando los techos del lugar, asomando al público las vigas de madera podrida. Algunos cuartos todavía se conservan, otros como el techo de lo que alguna vez fueran los baños del Colegio Latinoamericano están destruidos, escuela que albergaría en su semi-internado alfamoso Wigberto Jiménez, reconocido historiador nacional. Esta escuela sería madre del Instituto Constancia y Trabajo, quien adquirió el mobiliario y los alumnos cuando su propietario, el señor Atanasio Hernández Romo partiera para formar parte de la dirección del centro cultural obrero.
Una pequeña habitación conduce a otra de mayor tamaño, ésta, al borde de la entrada todavía conserva unnúmero, el 26, recordando los años durante los cuales fue el “Hotel Guadalupe”... un simple número que albergo a cientos de personas y de recuerdos que comenzaron en 1904, cuando el hotel fue terminado y la entrada por la calle Juárez fue habilitada, ahora se esfuma gritando en el olvido. Los pasillos no terminan y parecen infinitos, uno que otro colchón se deja ver, “Tal vez parejas de intrusos van aechar pasión ahí” comenta la sobrina de Sara Hernández, por la gran cantidad de letreros que dicen “Manuel y Gabriela”, aunque no-solo existe ese tipo de arte efímero, también la pintura original de los techos que permite reflejar la gran cantidad de frescos que existían.
Las imágenes comienzan a desaparecer y retroceden sin cesar primero las habitaciones, luego comienza el viaje de regreso porla famosa escalera... momento ésta ha sido escarbada, “tal vez tratan de buscar dinero” comenta una persona que se encuentra ahí, después de la pausa el retroceso sigue su curso, se detiene en el patio principal, el sol lo deslumbra y continua, ahora en otro espacio... en otro viaje.
El viaje hacía afuera, al más puro estilo Galeano
El viaje de nuevo comienza, está vez se encuentra lejos...
Por Juan Romero González
-Órale cabrón, destrúyelo pinche pendejo- Y salta desde la tercera cuerda, haciéndole la urracarrana, si señor, esto es acción-... silencio... – existe un claro proteccionismo del gobierno del General Porfirio Díaz a favor de determinadas industrias febriles-... olvido... –Damas yCaballeros, con ustedes la hermosa voz que retumba hasta en el santuario de nuestra señora de Guadalupe, Ángela Peralta-... destrucción. Las luces poco a poco se han ido apagando, ya las voces son un simple eco de recuerdos de lo que alguna vez sirvió como Plaza de Gallos, teatro, arena de lucha libre... en fin, un punto de encuentro de la sociedad leonesa. Ahora se ha convertido en escombros ytierra, en soledad que se escucha en sus pasillos y que pequeñas voces susurran... Lo que el tiempo se llevo y que el viento solo trajo: La pérdida de la “Antigua Plaza de Gallos”.
La Juárez y su Guadalupe
Es el 2004, cuando la puerta se abre, un letrero de no estacionarse recibe a los escasos visitantes que tienen permiso para entrar, el suelo se encuentra lleno de vasos desechables, de prontoun gran patio se asoma de entre las sombras y surge una casa que se encuentra en la Calle Juárez en el Centro Histórico de León Guanajuato y que alguna vez fue construida por José Manuel Gutiérrez de la Concha, un militar, acérrimo enemigo de los insurgentes... era 1 de septiembre de 1802 cuando fue terminada.
Unas escaleras aparecen de pronto enterradas bajo kilos de excremento de murciélago,animales que han sido fieles inquilinos desde que fuera por última vez, hogar de la familia Hernández, actuales propietarios del lugar. Los escalones casi borrados por el tiempo conducen al piso superior, que enfrenta sin piedad a un gran número de habitaciones “tres cuartos eran de la hermana de mis abuelos. En el piso de abajo tenia la biblioteca mi abuelo” comenta el sobrino de Sara Hernández,encargada de la familia para proteger el inmueble. Muchas de las habitaciones han sufrido el tiempo, que se ha llevado el esplendor tirando los techos del lugar, asomando al público las vigas de madera podrida. Algunos cuartos todavía se conservan, otros como el techo de lo que alguna vez fueran los baños del Colegio Latinoamericano están destruidos, escuela que albergaría en su semi-internado alfamoso Wigberto Jiménez, reconocido historiador nacional. Esta escuela sería madre del Instituto Constancia y Trabajo, quien adquirió el mobiliario y los alumnos cuando su propietario, el señor Atanasio Hernández Romo partiera para formar parte de la dirección del centro cultural obrero.
Una pequeña habitación conduce a otra de mayor tamaño, ésta, al borde de la entrada todavía conserva unnúmero, el 26, recordando los años durante los cuales fue el “Hotel Guadalupe”... un simple número que albergo a cientos de personas y de recuerdos que comenzaron en 1904, cuando el hotel fue terminado y la entrada por la calle Juárez fue habilitada, ahora se esfuma gritando en el olvido. Los pasillos no terminan y parecen infinitos, uno que otro colchón se deja ver, “Tal vez parejas de intrusos van aechar pasión ahí” comenta la sobrina de Sara Hernández, por la gran cantidad de letreros que dicen “Manuel y Gabriela”, aunque no-solo existe ese tipo de arte efímero, también la pintura original de los techos que permite reflejar la gran cantidad de frescos que existían.
Las imágenes comienzan a desaparecer y retroceden sin cesar primero las habitaciones, luego comienza el viaje de regreso porla famosa escalera... momento ésta ha sido escarbada, “tal vez tratan de buscar dinero” comenta una persona que se encuentra ahí, después de la pausa el retroceso sigue su curso, se detiene en el patio principal, el sol lo deslumbra y continua, ahora en otro espacio... en otro viaje.
El viaje hacía afuera, al más puro estilo Galeano
El viaje de nuevo comienza, está vez se encuentra lejos...
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