Lo que le falta a colombia. william ospina
William Ospina1
Una de las más indiscutibles verdades de nuestra tradición es que la sociedad colombiana se funda en el
ejemplo de la Revolución Francesa y en la Declaración de los Derechos del Hombre, lo mismo que en sus
ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Cuando recientemente se celebró el segundo centenario de esa
revolución, mucho nos recordaron cuanintensamente procedemos de ella y somos hijos de su ejemplo. Sin
embargo, yo creo que si algo demuestra la sociedad colombiana y el aparato de sus instituciones es que nadie
procede de una revolución distante y nadie puede simplemente ser hijo de su ejemplo. Una revolución se vive o
no se vive, y la pretensión de heredar sus emblemas sin haber participado de la dinámica mental y social que ledio vida, sin haber conquistado sus victorias ni padecido sus sufrimientos, no es más que una sonora impostura.
Nuestra historia suele caracterizarse por esa tendencia a pensar que basta repetir con embeleso las palabras
que expresaron una época para ya participar de ella. Basta que gritemos Libertè, Egalité y Fraternitè, para que
reinen entre nosotros la luminosa libertad, la generosaigualdad, la noble fraternidad, para que ya hayamos
hecho nuestra revolución. Pero en realidad nos aprestamos a proferir esos gritos para evitar que llegue esa
revolución y para simular que ya la hicimos.
Ciento ochenta años después de su independencia del Imperio Español, la colombiana es una sociedad anterior
a la Revolución Francesa, anterior a la Ilustración y anterior a la Reforma Protestante.Bajo el ropaje de una
república liberal es una sociedad señorial colonizada, avergonzada de sí misma y vacilante en asumir el desafío
de conocerse, de reconocerse y de intentar instituciones que nazcan de su propia composición social. Desde el
Descubrimiento de América, Colombia ha sido una sociedad incapaz de trazarse su destino propio, ha oficiado
en los altares de varias potenciasplanetarias, ha procurado imitar sus culturas, y la única cultura en que se ha
negado radicalmente a reconocerse es en la suya propia, en la de sus indígenas, de sus criollos, de sus negros,
de sus mulatajes y sus mestizajes crecientes.
También se ha negado, después de que fuera ahogada en sangre la experiencia magnífica de la Expedición
Botánica, a reconocerse en su naturaleza. Por ello ahora paga lasconsecuencias de su inaudita falta de
carácter. Ha permitido que sean otros pueblos los que le impongan una interpretación social y ética de algunas
de sus riquezas naturales. Ha asumido el pasivo y miserable papel de testigo de cómo la lógica de la sociedad
industrial transforma por ejemplo la hoja de coca en cocaína , la consume frenéticamente, irriga con su
comercio las venas de sueconomía, y finalmente declara a los países que la cultivan, la procesan y la venden
como verdaderos responsables del hecho y los únicos que deben corregirlo. Así, un problema que compromete
la crisis de la civilización, la incapacidad de las sociedades modernas para brindar serenidad y felicidad a sus
muchedumbres, el vacío ético propio de una edad que declina, y la necesidad creciente de esta épocapor
aturdirse con espectáculos y sustancias cada vez más excitantes, es convertido por irresponsables gobiernos y
por imperios inescrupulosos en un problema de policía, y siempre son los serviles países periféricos que se
1 Padua, Tolima, 1954. Poeta, ensayista y traductor. Autor entre otros libros de "El país del viento" (1992,
Premio Nacional de Poesía de Colcultura), "Es tarde para el hombre"(Bogotá, Norma, 1994), "Estos extraños
prófugos de Occidente" (Bogotá, Norma, 1994), y "Un álgebra embrujada" (Bogotá, Norma, 1995)
involucran los que terminan siendo satanizados por el dedo imperial. Ello porque es ley fundamental de todo
poder que la culpa siempre sea de los otros, y sobre todo de los débiles.
La razón por la cual a los seres humanos nos cuesta tanto trabajo encontrar...
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