Lo que perdimos
La soledad viste mucho mejor en la prosa cuando está rodeada por un gran espacio físico que deshumaniza al individuo y laincapacidad por olvidar el pasado incapacita para tener una vida normal y estimable. Estas dos pequeñas máximas son el eje sobre el cual Catherine O’Flynn construye los cimientos de su debut.Lo que perdimos nos narra una tragedia que influye en el triste devenir de unos seres que han malgastado su juventud dedicándola a alimentar los engranajes de un gran centro comercial de lasmidlands inglesas. Navegando entre diversos estilos narrativos (la tragicomedia infantil, el cuento de fantasmas, el drama social o el relato detectivesco), hay mucho de bueno en el estreno deO’Flynn: la presencia asfixiante del centro comercial sobre el devenir de los personajes (sobre todo en la soledad nocturna del vigilante), la belleza a ratos patética con la que perfila la relaciónentre los dos protagonistas o la estudiada frialdad con la que describe las puntuales apariciones del fantasma de la niña. Pero también es cierto que O’Flynn todavía tiene que encontrar supropia voz. Lo que perdimos habría rozado la perfección si su autora no hubiera tacañeado con la longitud y hubiera dedicado espacio a desarrollar algunos personajes clave y, sobre todo, lapersonalidad de Teresa, cuya aparición sorpresa deja un regusto amargo, como si la autora hubiera querido cerrar rápidamente un misterio que, francamente, podría haber dejado abierto y sin resolver.
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