Lo Que Sea Tarea

El Che ya no marcha con los jóvenes
A Macarena y Queta
Acostumbrado a presidir, con su boina calada y su mirada fiera pero serena todas las manifestaciones antisistema de las últimas cuatro décadas, de Argel a Seattle, de Buenos Aires a Hanoi, pasando por Madrid, La Paz, California o París, el rostro del Che Guevara —el icono gráfico más famoso del siglo XX, además de otras cosas— ya no es unestandarte.
La última vez que lo vimos desfilar fue a fines de julio de 2001, en Génova, junto a millares de
jóvenes europeos y activistas del Foro Social Mundial (FSM) que, al grito de “¡Otro mundo es posible!”, intentaban advertir al G-8 que el camino emprendido quince años atrás por el neoliberalismo estaba conduciendo a las sociedades hacia el desastre y que “otra globalización —noexcluyente, sino inclusiva— era posible”. La agenda de entonces de G.W. Bush, Tony Blair, Vladimir Putin, Jacques Chirac y Silvio Berlusconi era un decálogo de verbos en infinitivo: “Procurar reducir la pobreza en África”, “intentar revertir el cambio climático”, “luchar contra la propagación del sida”, “impedir la recesión mundial”...
Las pancartas con la imagen del Guerrillero Heroico —tomada en 1960 porAlberto Díaz (Korda) cuando el Che tenía 31 años, siete antes de su muerte en Bolivia— quedaron regadas a lo largo de la costera mediterránea, de Via Caserigis a Corso Italia, en medio de la sangre, los jirones de ropas y un tendal de zapatos dispares olvidados en la estampida tras la brutal represión de los casi 30 mil carabinieri que el G-8 envió para “disuadir” de futuros intentos a lospromotores del FSM, creado ese año en Brasil por el Partido de los Trabajadores del hoy ex presidente Lula da Silva. Aún no existían Twitter ni Facebook pero los celulares cumplieron su función de permitirle a los jóvenes al borde de la asfixia por el bombardeo de gases lacrimógenos desde tanquetas y helicópteros, avisarle a sus padres lo que ocurría. De todas formas, la tv de Berlusconi transmitió endirecto, con lujo mediático, los detalles de aquella gran paliza.
El Foro no volvió a organizar contracumbres tan riesgosas como la Génova (un muerto de 23 años, Carlo Giuliani, y cientos de heridos y detenidos); y cuando todavía se exigía castigo a los responsables de la represión, la noticia mundial dio un giro inusitado, que cambiaría la historia: los ataques del 11-S contra Nueva York yWashington, de los cuales se cumplen dentro de poco diez años.
Como lo estamos viendo en las insurrecciones que se han apropiado de las calles musulmanas en el Magreb y Oriente Medio —y que no demorarán en cruzar en sentido inverso el Mediterráneo—, nada hizo el G-8 en la última década ni siquiera en atención de su propio discurso; a no ser seguir deteriorando hasta límites insoportables lascondiciones de sobrevivencia en todo el planeta; al punto que en la última edición del FSM, el del 6 al 11 de febrero en Dakar (Senegal), mientras Túnez y Egipto encendían las llamaradas, el orden del día de los 60 mil participantes a nombre de 150 países fue: “La construcción de opciones democráticas y populares ante la situación mundial, marcada por la profundidad de la crisis estructural de laglobalización capitalista en sus dimensiones: social, geopolítica, ecológica e ideológica”, con sus expresiones más agudas en el aumento de “las desigualdades, la pobreza y las discriminaciones”.
De esto, ciertamente, es de lo que nos están hablando las protestas de una nueva generación de jóvenes enfrentados a sus propios dilemas, como en 1960-70 lo hicieron muchos de sus padres en África, Asia yAmérica Latina, durante los difíciles procesos de liberación nacional, cuando el Che era en sí mismo un paradigma. Pero estos jóvenes seculares, sin líderes, sin ideologías están construyendo hoy (como pueden) el suyo, sin pedirle nada a las viejas respuestas porque les han cambiado las preguntas. Se han sabido organizar de manera espontánea y horizontal —gracias a internet y las redes sociales— sin...