Lo siniestro
CIX. LO SINIESTRO
(*)
1919
I
EL psicoanalista no siente sino raramente el incentivo de emprender investigaciones estéticas,
aunque no se pretenda ceñir la estética a la doctrina de lo bello, sino que se la considere como ciencia de las
cualidades de nuestra sensibilidad. La actividad psicoanalítica se orienta hacia otros estratos de nuestra vida
psíquica y tieneescaso contacto con los impulsos emocionales -inhibidos en su fin, amortiguados,
dependientes de tantas constelaciones simultáneas- que forman por lo común el material de la estética. Sin
embargo, puede darse la ocasión de que sea impelido a prestar su interés a determinado sector de la estética,
tratándose entonces generalmente de uno que está como a trasmano, que es descuidado por laliteratura
estética propiamente dicha.
Lo Unheimlich, lo siniestro, forma uno de estos dominios. No cabe duda que dicho concepto está
próximo a los de lo espantable, angustiante, espeluznante, pero no es menos seguro que el término se aplica a
menudo en una acepción un tanto indeterminada, de modo que casi siempre coincide con lo angustiante en
general. Sin embargo, podemos abrigar la esperanzade que el empleo de un término especial -unheimlich-
para denotar determinado concepto, será justificado por el hallazgo en él de un núcleo particular. En suma:
quisiéramos saber cuál es ese núcleo, ese sentido esencial y propio que permite discernir, en lo angustioso,
algo que además es «siniestro».
Poco nos dicen al respecto las detalladas exposiciones estéticas, que por otra parteprefieren ocuparse
de lo bello, grandioso y atrayente, es decir, de los sentimientos de tono positivo, de sus condiciones de
aparición y de los objetos que los despiertan, desdeñando en cambio la referencia a los sentimientos
contrarios, repulsivos y desagradables. En cuanto a la literatura medicopsicológica, sólo conozco la
disertación de E. Jentsch, que, si bien plena de interés, no agota elasunto. He de confesar, en todo caso, que
por motivos fáciles de adivinar, dependientes de las circunstancias actuales, no pude consultar a fondo la
literatura respectiva, particularmente la extranjera, de modo que pongo este trabajo en manos del lector sin
sustentar ninguna pretensión de prioridad.
Jentsch señala, con toda razón, que una dificultad en el estudio de lo siniestro obedece aque la
capacidad para experimentar esta cualidad sensitiva se da en grado extremadamente dispar en los distintos
individuos. Aun yo mismo debo achacarme una particular dispar torpidez al respecto, cuando sería mucho
más conveniente una sutil sensibilidad; pues desde hace mucho tiempo no he experimentado ni conocido nada
que me produjera la impresión de lo siniestro, de modo que me espreciso evocar deliberadamente esta
sensación, despertar en mí un estado de ánimo propicio a ella. Sin embargo, dificultades de esta clase también
son propias de muchos otros dominios de la estética, y a causa de ellas no abandonaremos, por cierto, la
esperanza de hallar casos que se presten para admitir en ellos, sin lugar a dudas y únicamente, el fenómeno en
cuestión.
Podemos elegir ahoraentre dos caminos: o bien averiguar el sentido que la evolución del lenguaje ha
depositado en el término «unheimlich», o bien congregar todo lo que en las personas y en las cosas, en las
impresiones sensoriales, vivencias y situaciones, nos produzca el sentimiento de los siniestro, deduciendo así
el carácter oculto de éste a través de lo que todos esos casos tengan en común. Confesamos sintardanza que
cualquiera de ambas vías nos llevará al mismo resultado: lo siniestro sería aquella suerte de espantoso que
afecta las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás. En lo que sigue se verá cómo ello es posible y bajo
qué condiciones las cosas familiares pueden tornarse siniestras, espantosas. Quiero observar aun que en esta
investigación comencé por reunir una serie de casos...
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