Lo suyo

TRABAJO PRÁCTICO N° 8
Consigna: Escribir un relato en primera persona en el que se describa la propia muerte y el propio velorio.
Ángela Paladino.
Mi lecho

Postrada en la cama, la angustia nopodía ser peor. El dolor agudo en mi costado se intensificaba con cada espasmo que mi cuerpo daba. Sabía que el fin se acercaba pero una parte de mí no quería rendirse, quería seguir luchando contrala oscuridad que se cernía minuto a minuto sobre mi juicio.
El ambiente tampoco contribuía a mejorar mi estado de ánimo. La gente que me visitaba se acercaba al lecho donde mi espíritu agonizabaescondiendo sus caras tras una máscara de impasible tranquilidad con el simple fin de hacer mi pesar más llevadero. No obstante, esta práctica insolente era lo que más me molestaba de mi condición. ¿De quéservía esconderlo? ¿De qué servía ignorar lo que estaba pasando, que estaba muriendo? No iba a recuperarme porque mi mente se olvidara de su desolador estado, no iba a mejorar gracias a las dosis deinservible lástima. Mi muerte era algo inevitable, era mi único futuro. Iba a morir y nadie podía separarme del dolor y la desesperación que ésta conllevaba.
El tiempo pasaba, lento y doloroso, comouna herida que en vez de cicatrizar te desangra lentamente. Mi mente se iba nublando poco a poco, y avanzaba hasta aquella eternidad a la que nos dirigimos todos los seres de este mundo prematuro.Debo admitir que mi lucha contra esa oscuridad no se hizo esperar. Sin embargo, aunque trataba de amarrarme a la existencia misma, mi derrota había sido anunciada. Y así fue como, luego de que mi últimosuspiro escapara por mi boca, abracé a la terrible y seductora parca de la misma forma que saludaría a una vieja amiga. Cerré los ojos y me dejé llevar.
No hubo miedo, ni desesperación, ni nada.Nada. Todo siguió imperceptiblemente calmo hasta que sentí que algo tan imposiblemente intangible como mi alma era arrancada a tirones violentos de mi propio cuerpo. Dudosa de que siguiera poseyéndolos,...