Locuciom

Anabella Giracca: Érase una vez Guatemala
Parece que toda Iberoaméri-ca ha decidido conmemorar el bicentenario de sus respectivas independencias, y, según noticias recientes, nosotros no nos vamos a quedar atrás. Eso aunque hayamos sido de los últimos en la cola de la emancipación. Pero bueno, al parecer tenemos una década completita para repensarnos y replantear nuestro sentido de Nación. Esaes la idea de la globalizada celebración.
La conmemoración del bicentenario debiera ser un jalón de orejas que nos obligue tanto a mirar la historia como a divisar el futuro. Debe abrir espacios para la reflexión y obligarnos a plantear preguntas cruciales: ¿Por qué nos hemos quedado atrás frente a países que vivieron condiciones similares de voraz colonialismo? ¿Por qué no logramos construir unanación sólida en estos casi 200 años de independencia? Conmemorar quiere decir “recordar con”, es memoria conjunta, colectiva y a eso debemos de abocarnos.
La historia es la base de nuestra identidad, da sentido a nuestra cultura. Pero como decía Ortega y Gasset: la identidad cultural no es sólo un elemento que se busca en el pasado, sino que mira al futuro.
La historia hay que contarla; paraque una nación exista, es necesario un relato sobre los orígenes, valores y principios que fundamentan su cohesión.
Si no se cuenta, no construye una imagen que le permita hacerse. Y nosotros no terminamos de hacernos ni hemos tenido el valor de contarnos. Si ni siquiera hemos iniciado con: “Érase una vez Guatemala”.
Los países de América Latina comenzaron hace 200 años a construir su propioimaginario nacional. Para independizarse debieron construir su propia imagen, recoger en estampas su vida cotidiana y asumir compromisos que al parecer nosotros no hemos terminado de asumir: un estado de Derecho y los derechos humanos, la conciliación de lo universal y lo particular para construir una modernidad sobre la base de valores propios; el acceso a la sociedad de la información con criteriosde pertinencia y relevancia para crear la sociedad del conocimiento propia; la configuración de una idea de nación no excluyente y la valoración del pensamiento propio como proyecto emancipatorio en formas soterradas de colonialismo cultural o académico, entre otras.
Sería ingenuo imaginar el bicentenario como escenario en que pueden desatarse todos los nudos del porvenir. Pero quizá el gran valorde esta conmemoración colectiva está, al menos, en la interrogación de nuestro futuro y en la cuestión capital de cómo plantearse América Latina ante los grandes compromisos que presenta el siglo XXI.
Guatemala no participó en el movimiento emancipatorio de hace dos siglos. Hicimos de Centroamérica uno de los últimos bastiones del colonialismo. Pero si se decide conmemorar el Bicentenario enGuatemala, pues al menos que se haga de manera incluyente, intercultural, crítica y reflexiva. Que permita imaginar la refundación de un Estado que hoy está en ruinas; que logre forjar una cultura cívica y una relectura de nuestra historia para impulsar pensamiento innovador. Que la escuela sea el espacio por excelencia para esta causa.
Y que no sea un pretexto más para shows políticos yperformáticos; discursos demagógicos o publicidad gubernamental, sino uno para sentarnos a la mesa y resolver en conjunto, todos los pueblos, no sólo el pasado nefasto, sino un futuro alentador.

Anabella Giracca: No se las lleva el viento
No es nada nuevo afirmar que las palabras, frases o dichos constituyen también una acción. Cuando alguien está frente al altar y dice “acepto”, no solo dice una simplepalabra, sino se está comprometiendo formalmente con su pareja. Cuando dice “perdón”, no está emitiendo un sonido nada más, sino hay un acto de arrepentimiento de por medio.
No es nada nuevo afirmar que las palabras, frases o dichos constituyen también una acción. Cuando alguien está frente al altar y dice “acepto”, no solo dice una simple palabra, sino se está comprometiendo formalmente con su...