Locuras
Angela Giglia
En esta ponencia, quisiera aprovechar la oportunidad que se me ofrece de hablar de un tipo de hábitat muy propio de la ciudad de México, como es la vecindad, para preguntarnos ¿cómo se ha ido transformando el habitar colectivo popular en nuestra ciudad? Y tratar al mismo tiempo desubrayar el papel que la antropología puede jugar en cuanto a producir un conocimiento sobre la vivienda colectiva urbana. Las prácticas del habitar hoy en día se encuentran marcadas por cambios importantes, tanto en las relaciones familiares, las relaciones al trabajo, las actividades de esparcimiento, las relaciones sociales, las aspiraciones individuales, como en las modificaciones en la escaladel funcionamiento urbano, en los transportes, en las telecomunicaciones y en las nuevas formas de ocupación del espacio. Esto implica que cuando hablamos de las cuestiones de un tipo de vivienda, tenemos que reubicarlas en un contexto social y espacial más amplio.
En cuanto a cómo definir el habitar urbano, hay que decir que ya desde muchos años los antropólogos han ofrecido una contribuciónimportante a su comprensión, enfocando su interés sobre todo en los aspectos relativos a las representaciones y a los usos sociales de los espacios por parte de quienes los habitan (Althabe et al., 1984; Joseph, 1983; Signorelli, 1996; Wallmann, 1983).
En cuanto fenómeno sociocultural de producción de sentido que se realiza en el marco de la vida cotidiana, el habitar es una de las actividadeshumanas más básicas y elementales, un proceso que se realiza en el tiempo, mediante la continua producción y reproducción de la apropiación cultural y de la significación del espacio. Si el hombre es un ser humano y no otra cosa, ello se debe también al hecho de que continuamente manipula, modifica, y por ende, produce sentido acerca del entorno que lo rodea, humanizándolo. A este proceso generalde manipulación y significación del entorno lo podemos llamar “habitar”, aunque algunos autores prefieren referirse al habitar como al proceso de producción de un reparo con respecto a las intemperies.
En este sentido más especifico, habitar quiere decir “sentirse al amparo”, abrigados [1] . Es legitimo preguntarse si esta sensación de amparo puede realmente ser posible cuando las condicionesmateriales de la vivienda dejan mucho que desear, como es el caso de los asentamientos periféricos de construcción espontáneas y como ha sido también el caso de muchas vecindades del centro histórico de las cuales tenemos descripciones dramáticas y conmovedoras – como por ejemplo las de Lewis – sobre las cuales regresaremos más adelante.
Podríamos preguntarnos sobre la pertinencia de estanoción de hábitat y buscar otra – más general - que no necesariamente ponga en el centro el tema del estar amparado, en suma una definición que no privilegie el factor del amparo sino otros factores de orden social (la relación con los otros) y simbólico (la constitución de un principio de orden aunque sea precario).
Encontramos una pista en ese sentido en Radkowsky, quien define el habitar a partirdel concepto de “presencia” y de localización entendida como relación con un lugar, más que del de amparo.
“Amparo significa parada (…) y existen tantos amparos como maneras de pararse: contra las precipitaciones atmosféricas, contra el calor, la humedad, los insectos los animales, los hombres, los malos espíritus…. (…) Por un aparte por lo tanto, l’habitación (demora) no asegura jamás laparada total sino solamente parcial y muy relativa (…) por la otra no es necesario gozar de un hábitat para estar disponer de un amparo: las hojas de un árbol representan un excelente parada contra el sol … (24).
Según este autor
“esta presencia se ‘extiende’ o se ‘desarrolla’ en el espacio-tiempo. El sujeto llena con su presencia cierta porción del espacio determinado así el...
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