Londres X

Londres X.


Adrian A. Díaz Cruz.
ÍNDICE:

I. Ignitov. - - - - - - -
II. Halcones X. - - - - -
III. Helena. - - - - - - -
IV. Consumación. - - - - -

Capítulo i: Ignitov.

Diario de Gonzalo Fernández:

14 de Abril de 1966. Londres.

“Es una mañana como cualquier otra, igual de fría y bohemia que todas las anteriores. Los pelotones de soldados alemanesvienen y van de un lado a otro resguardando la seguridad de esta última colonia nazi que aún se mantenía en pie.
Londres, tan duro como los últimos 25 o 26 años, pareciera que el resto del mundo se ha olvidado de nosotros, de ellos, de ustedes, de todos. A lo lejos se oye un llanto, a lo cerca unos murmullos, todo como siempre.
Seguiré manteniendo el ideal de libertad, así sea de boca en boca yde cabeza a cabeza. El hombre dejará de ser libre cuando se mire a sí mismo como un esclavo.”
Gonzalo desprendió la hoja y la apiló junto a otras más en un pequeño gabinete de piso con vitrinas de cristal herencia de su abuelo, que según el mismo, había sido tallado a mano en España, única herencia de su familia que nunca había conocido.
Se paró de su pequeño buró y se agacho hacia otro cajónrebuscando unos papeles hasta que por fin dio con el indicado.
Era una pequeña lista con algunos nombres y otros números.
Descolgó el teléfono y discó rápidamente sin contestación alguna. Discó otra vez pero con el mismo resultado. Decidió intentarlo una vez más antes de rendirse.
Del otro lado, una grave y confundida voz contestó:

— ¿Sí…? ¿Hola…?
— ¡Jake, viejo amigo! ¿Eres tú?
—Oh, esocreo, ¿quién habla?
—Soy Gonzalo, hombre, llevo meses intentando conseguir tu número, cada día es más difícil conseguir un teléfono.
Jake, se hallaba algo confundido, la noche anterior se había convertido en una total madrugada de juerga, pero la emoción de volver a hablar con Gonzalo era inevitable.
— ¿Gonzalo Fernández? ¡Hermano del alma, cuánto tiempo, eh!
—Ni te imaginas, pero bueno, ¿quer…— ¡Pero nada! ¿Qué tal si vamos por unas cervezas y conversamos?
—No, no, nada de eso, no hay tiempo, esto es urgente.
—Siempre hay tiempo para celebrar.
—Sí, puedo notar que celebraste mucho anoche.
—Lo suficiente hermano, ¿no gustas?

Gonzalo comenzaba a desesperarse, sabía que a Jake le era difícil concentrarse a menos que se tratara de diversión, mujeres y vicios.

—Escucha, necesito tuayuda, necesito verte y plantearte algo, sé que quizá te llame la atención.
—Tranquilo que si no es mujer va a ser difícil que llame la atención.
—Más interesante aún, veme en la 5ta avenida, la calle que topa con la ruta 6 del metro, casa roja, habrá revolución.
—Pero Gonzal…
—Quinta Avenida, Jake, no lo olvides.
— ¡Gonzalo! ¡Espera! —Era muy tarde, Gonzalo ya había colgado y se encontrabalisto para dar inicio a su agitado día.

Del otro lado del teléfono, Jake se encontraba con una resaca terrible y confundido tras la repentina llamada de Gonzalo.
Hace años que no se veían, se habían encontrado una que otra vez por casualidad pero nada realmente importante.
Desde su salida del orfanato, cada uno tomó distintos rumbos, Jake tomó unos años de instrucción militar, probó un pocola milicia pero lo dejó rápidamente para unirse a un pequeño grupo de rebelión que en su tiempo parecía estaba muy de moda.
En cambio, Gonzalo, después de ser aceptado en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Londres, se dedicó por completo a sus estudios y a su profesión, además, por lo que Jake sabía, se encontraba estudiando un doctorado en matemáticas.
El reloj marcaba las 11 y algo peroJake no estaba de humor para fijarse en el tiempo, se puso un pantalón, abotonó su camisa y decidió partir en busca de Gonzalo.
Entró a la estación del metro colindante a la Victory Line y recorrió los pasillos preguntándose qué tan importante podía ser lo que Gonzalo quería hablar con él.
—Revolución, revolución, vaya lío. —Jake había oído tantas veces esa palabra que ya había olvidado el...