LOPEZ PORTILLO Y YO

LOPEZ PORTILLO Y YO
INTRODUCCION
¡Este libro es una denuncia! Y, también, una acusación.
Denuncia de la auténtica, verdadera, corrupción que existe en México. Acusación contra José López Portillo, ex presidente de nuestro país, quien en un afán de representar una imagen de pureza política y de moral revolucionaria fraguo, o por lo menos auspicio con su silencio o mediante consigna, una de lasmás despiadadas persecuciones, no investigaciones, de que se tenga memoria en este país, más que en mi contra, en contra de mi familia. Pues si yo era acusado de un delito que no existía en la constitución, y el cual no pudieron probar, ¿Por qué esa saña para con mis familiares y amigos e incluso, personas que no conozco y cuya única culpa era la de llevar los apellidos Flores Cepeda o Dávila?
Enestas páginas expondré quienes son los verdaderos corruptos; como se violaron, además de la soberanía de un estado, el principio federalista y la más elemental aplicación de la justicia.














José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco (16 de junio de 1920 – 17 de febrero de 2004) fue un abogado y político mexicano elegido como presidente de México entre 1976 y 1982. Ensu gestión, sucedieron hechos como la concertación y aplicación de la reforma política inicial para democratizar al país, la primera visita del Papa Juan Pablo II y, en apenas un par de años, el más impresionante crecimiento de la economía nacional en su historia, seguido de una grave caída -la primera en la segunda mitad del siglo XX- debida a una política monetarista1 y una presunta dilapidaciónde los recursos públicos2 provenientes principalmente de los excedentes del petróleo.

Este libro es una acusación contra José López Portillo, quien en su afán de presentar una imagen de pureza política y de moral revolucionaria fraguo, o por lo menos auspicio con su silencio o mediante consigna, una de las más despiadadas persecuciones, no investigaciones de que se tenga memoria en este país;más que en mi contra, contra mi familia, pues si yo era acusado de un delito que nunca existió ni existe en la constitución y el cual no pudieron probar, como sucedió a algunas llevadas por esa sola causa ante José Franco Villa, verdugo predilecto de Oscar Flores Sánchez, procurador de justicia de la república.
Franco villa pertenece a la casta de aquellos de los que Dios, que todo lo sabe, dijo:“de aquellos de quienes te tienes que cuidar, yo te los voy a señalar”.
Este verdugo sonriente, este tipo despreciable que al llegar a mi rancho, donde nos encontrábamos solos mi esposa, que convalecía de grave enfermedad y yo, al ver frente a la casa una ambulancia que mi compañera había ofrecido donar a la cruz roja de parras, exclamo en un acto de hombría heroica: “si es necesario, nos llevamos ala mujer en la ambulancia”
Por estas y otras razones, denuncio que además de ser ellos los auténticos corruptos, en mi caso se violaron, además de la soberanía del estado, el principio federalista, la militancia en el partido político que tutela la revolución mexicana y, en una palabra, la más elemental aplicación de la justicia.

De lo anterior culpo a José López Portillo, a quien por unaequivocada interpretación sentimental de amistad juvenil Luis Echeverría llevo, no obstante sus antecedentes genéticos y políticos a la suprema magistratura de la nación.
En México nada se mueve sin el consentimiento del presidente. Es un temor nacional a todo lo que pueda suceder, impide el ejercicio del derecho ciudadano, pues aunque el régimen constitucional señala la división de poderes, locierto es que senadores, diputados y magistrados de la suprema corte son designaciones personales del ejecutivo.
Dueño de vidas y haciendas, su poder es omnímodo, lo cual le permite destruir por igual al país que a los hombres.
En treinta y cinco años de absolutismo paternalista, Porfirio Díaz causo menos daño a la nación que López Portillo en seis años de maximato. Nadie niega que la policía y...