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Alberto Constante
Reseña de "¿Ética en Nietzsche?" de Lizbeth Sagols
Signos Filosóficos, núm. 6, julio-diciembre, 2001, pp. 311-316,
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa
México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34300617
Signos Filosóficos,ISSN (Versión impresa): 1665-1324
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Signos filosóficos
Lizbeth Sagols, ¿Ética en Nietzsche?,
México,Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de
México, 1997, 227 p.
¿
Ética en Nietzsche?, es un libro
sui generis. Acaso la pregunta
que abre el dilema es lo que marca
el sentido de la misma investigación y
cruza todas sus líneas de forma tentativa,
apostando a descubrir aquellos rudimentos que sirvan para desenvolver las
estrategias que quedaron ocultas en el
pensamientofragmentario del filósofo de
Basilea. Digo que es un texto sui
generis porque dentro de la amplísima
bibliografía que abraza la obra de
Nietzsche son pocos los intentos que se
han hecho por construir o descubrir los
elementos para pensar una ética en este
filósofo.
En principio, me parece un esfuerzo
notable el que se ha hecho en esta obra,
independientemente de si se está o no
deacuerdo con la postura de la autora.
De Nietzsche se sabe que es un pensador que filosofa a martillazos, que su
escritura fragmentaria impide hacer de
él un pensador sistemático y que,
incluso, él mismo se negaba a la sistematicidad porque en ella veía iniquidad.
Más aún, como pensador de la sospecha
una propuesta sistemática o un apunte
que se encausara en esa dirección resulta imposible.Entonces, ¿cómo es que
se puede pensar algo así como una ética
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en Nietzsche? Después de haber leído
este libro de Lizbeth Sagols, me sigue
pareciendo sumamente arriesgada y, por
qué no, atrevida y denodada la tesis de
la autora, y que indudablemente, como
dice Heidegger, da qué pensar. Sin
duda, esto, en el medio filosófico, tiene
que agradecerse.
Nietzsche es un pensador del sigloXX.
Y este siglo fue testigo de una crisis en
el pensamiento de tan gran magnitud
que, en cierta medida, todos los fundamentos y seguridades quedaron desarticulados, si no destruidos. El tejido del
pensamiento quedó prácticamente
deshabitado de fundamentos inconmovibles, válidos universalmente y cuya
necesidad quedó cuestionada hasta lo
más profundo. En todos los espacios del
conocimientola crisis se hizo extensiva
y, por ello, desde entonces, nos vimos
compelidos a refundamentar, a alcanzar
nuevos terrenos fértiles para seguir.
Pero la crisis no fue sólo teórica sino
vital. La mansión del humanismo clásico
y el sueño de la razón que animaba a la
sociedad occidental, se derrumbó casi en
su totalidad. Las ideas de progreso, de
racionalidad inherente mantenidas
desde laantigua Grecia y todavía válidas
en el historicismo utópico de Marx y en
el autoritarismo estoico de Freud, no
pudieron sostenerse ya con mucha
confianza.
En el lenguaje, ese otro ámbito
cuestionado hasta nuestros días, las
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lejanas fuentes de la problemática y del
debate fueron las del pensamiento
platónico y aristotélico. La gramatología,
la semántica, el estudio de lainterpretación del significado y de la actual
práctica interpretativa (la hermenéutica)
y otros problemas de no menor envergadura tuvieron su origen tanto en el
Cratilo como en el Teeteto de Platón y
en la lógica aristotélica. Spinoza, por
ejemplo, sabía con certeza que después
de él los filósofos sólo emplearían el
lenguaje para clarificar el lenguaje,
como los cortadores que usan diamantes...
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