Los 2 Centinelas

La Parábola de los Dos Centinelas

En un país muy lejano había una vez un príncipe inmensamente rico y poderoso, que decidió un buen día ir a buscar la única cosa que le faltaba: la felicidad.
Comenzó con fijar la aguja de su barómetro sobre el buen tiempo, e inmovilizar la veleta, pues cuando esta señalaba mal tiempo, él mismo se tornaba también de pésimo humor. Había observado hasta quépunto es sensible el hombre a sus estados de animo, esos climas interiores que deciden nuestra felicidad o nuestra mala fortuna y había decidido jugar con todas las cartas a favor.
Pues hizo venir a dos augures, reputados como los dos oráculos más sabios del reino, uno por su inspiración muy espontánea, el otro por su sabiduría y la lucidez de sus profecías los dos augures se presentaron el díaseñalado y el Príncipe les acogió en su cámara interior.
-Me llaman La Esperanza, dijo el primero alegremente y ante su aspecto festivo y sin ninguna razón el príncipe tuvo motivo para pensar que tenia ante si un iluminado.
-Me llaman El Temor dijo el otro estremeciéndose; y sus ojos azorados mostraban signos de ansiedad
El Príncipe quedó sorprendido al comprobar que le habían sido recomendados erandiferentes el uno del otro. Su asombro fue mayor cuando se enteró de que estas dos singulares criaturas eran primos hermanos y no se separaban nunca.
-Porque tu eres verde?
-Porque soy la esperanza, dijo sonriéndose el primero con un tono de evidencia.
-Y porque tu eres azul?
-Lo heredé de mi padre que se llamaba Miedo.

El Príncipe les dio el título honorífico de constructores del estado deanimo e hizo de ellos sus dos adictos centinelas cuya misión era velar por sus sentimientos turnándose tanto de día como de noche. Observaban vigilantes el horizonte y se manifestaban tan pronto apareciese en el cielo un hecho relevante. Regularmente redactaban boletines climáticos interiores de decidían los estados de ánimo del príncipe. En otras palabras: ellos creaban la lluvia y el buentiempo en corazón de su señor.
Para el príncipe cada día se convertía en el suplicio de la espera, pues sis centinelas aportaban razones contradictorias que le turnaban hasta el punto de que no sabía a qué atenerse, ni a qué sentimiento enfrentarse. Frente a un mismo acontecimiento un centinela estimulaba sus impulsos y alentaba sus sueños de felicidad y serenidad, mientras que el otro no cesaba decontaminarle con la duda y mantener en él la fiebre de la incertidumbre.
Así la esperanza le decía con vehemencia:
- Mira lo bello que es! mira como todo bajo el sol es, a la vez, sencillo y sublime! a que esperas para ser feliz ? la vida es como una madre que te lleva de brazos. Quiero traer a tu corazón el entusiasmo y el fervor.

Tratando de temblar, por lo menos, los excesos líricos de suprimo, el Temor tiraba al Príncipe de la maga para despertar en él la desconfianza sobre las probables que esta clemencia momentánea que los cielos podría disimular. Murmuraba seriamente a su oído como un confidente que hace gala de confiar un secreto importante:
-Hace buen tiempo, es cierto, pero no va a durar. Cuando todo parece bello desconfía: eso encierra siempre otra cosa. Nada es eterno bajoel cielo y lo que hoy va bien, ya mañana no sigue siendo así. La naturaleza es una madrastra.

Atraído por los dos, dividido entre la Esperanza y el Temor, el Príncipe cayo en una profunda enfermedad. Mientras, se sentía atraído amorosamente por una joven muy bella, cuyo solo recuerdo le procuraba intensos sentimientos de exaltación, que alternaban con los extraños arrebatos de duda y dedolorosos tormentos.

Un día en que una violenta tempestad vino a estallar el corazón del príncipe, el Temor le dijo con tono victorioso:
-Ya te lo había dicho yo. Ahí lo tienes. Yo siempre tengo la razón!
El príncipe llamó a la Esperanza y le pregunto con tanto despecho como severidad:
-Porque me has mentido?
La esperanza le sonrió:
-Hombre de poca fe! Cierto: después del rayo viene la...