Los años noventa en el Nuevo Cine Argentino

Los años noventa en el Nuevo Cine Argentino

Por Jorge Antonio Cappelloni

Mucho se ha escrito a raíz del denominado Nuevo Cine Argentino (NCA), surgido a mediados de la década del noventa en el fermento que entonces constituían el crecimiento de los centros de enseñanza, la consecuente promulgación de una nueva ley de cine que aportaría dinero para noveles autores y una generaciónheterodoxa nacida y criada post dictadura militar y deseosa de expresarse en sus múltiples miradas, testimonios que operarían directa e indirectamente en el contexto de una realidad argentina atravesada por políticas de corte neoliberal. El NCA no constituía en sí mismo un dispositivo cinematográfico unívoco -sin fisuras ni resquebrajamientos- sino que en su seno albergaba múltiples diferencias ydisonancias estéticas/formales, y amén de esa sigla identitaria, trataba de revisitar desde lo narrativo el confronte con ciertas temáticas, tradiciones autorales y modos de producción nacional del pasado, pretendiendo instilar otros modelos representacionales de la sociedad en la pantalla cinematográfica.
Este nuevo cine, tal como se lo catalogaba, era deudor y abrevaba indudablemente en larenovación que trajeran en los años '60 a la cinematografía local cineastas de la talla de Leopoldo Torres Nilson, David José Kohon, Rodolfo Kuhn, Simón Feldman, Manuel Antín, Leonardo Favio, Nicolás Sarquis, Hugo Santiago, Pino Solanas; perceptible en la influencia de realizadores independientes de los 70’ como Alberto Fisherman, Ricardo Brecher, Raúl de la Torre, Néstor Paternostro, Juan JoséStagnaro y antecedentes fácilmente palpables en directores contemporáneos como Alejandro Agresti, Raúl Perrone, Fernando Spinner o Jorge Polaco.
A pesar de contar en sus comienzos con el beneplácito y la colaboración de ciertos sectores de la crítica que intentaron fortalecer y apuntalar el fenómeno como un movimiento, muchos textos provenientes del establishment daban cuenta de su exiguarepercusión en las boleterías, la escasa empatía con los espectadores, o la excesiva e innecesaria experimentación formal; deviniendo por ende su destino casi exclusivo de exhibición el circuito de festivales nacionales y extranjeros o bien las salas de arte. Ahora bien, también cabría indagar si esta opción de reconocimiento en festivales extranjeros, con la consecuente cosecha de premios y laparadójica invisibilidad local de muchos de estos títulos en condiciones dignas de exhibición, desnudan no una opción estratégica de una política de marketing en la comercialización del producto audiovisual sino que deja entrever lo que sucedía en el mercado cinematográfico argentino en consonancia con el devenir de las políticas de convertibilidad económicas aplicadas a nivel del gobierno en esa década:“En cuanto al sector cinematográfico, si bien la cantidad de realizadores y producciones se viene incrementando positivamente, como contraste se da al mismo tiempo un proceso de concentración y trasnacionalización en la distribución y la comercialización. En el primer subsector, entre las principales cinco distribuidoras extranjeras –en general filiales de grandes productoras extranjeras,especialmente de capital norteamericano- concentraban cerca de tres cuartas partes del mercado en el año 2002”. [1]

En esa instancia, el novel cine argentino crecía en los albores no solo de una nueva forma de consumo aplicable a las películas -marcada por la desaparición de la sala tradicional que daba lugar al emplazamiento de los complejos multisalas y las pantallas en centros comerciales–sino en un proceso de reflejo de las nuevas prácticas culturales del imaginario social ligadas no ya al modelo de ocupación del espacio público instaurado en el advenimiento democrático en los años ochenta, sino vinculado estrechamente al fenómeno del consumo (expansión de la televisión por cable, de videocasetteras y de electrodomésticos en general), sujeto a los vaivenes del mercado financiero...