Los Amantes Son Dementes
Ya casi había terminado de beber uncapuchino, hasta para mí era raro tener una bebida por un poco más de media hora, ya estaba decidido a retirarme, iba a partir sin observarte, sin oírte, sin hablarte, me conformaría sin nada, pero buenoesperaba que harías esto, no venir, después de todo yo también lo hubiera hecho, pero me sorprendió oír tu voz desde la puerta de entrada del Starbucks, tenías la voz agitada como si hubieras corridodesde la parada de autobuses que se encontraba a una cuadra de más o menos cien metros, y es que eso hiciste, ni bien te vi, mi corazón empezó a latir al doble de velocidad; llevaba en mi mochila unapistola, era de mi amigo, solo me la dio y me dijo que la guardara, hasta que él me la pidiera, eso me incomodó un poco al momento de pararme para recibirte, pero tras maniobrar pude pararme ysaludarte con dos besos en las mejillas, respondiste al saludo tratando de recuperar el aliento por la carrera, entonces dije:
- Pensé que ya no vendrías, ¿nos sentamos?
- Pues no lo iba a hacer, pero algome dijo que lo haga – dijiste con toda sinceridad – está bien tomemos asiento.
- Entonces me alegra que hayas venido – dije sonriente - ¿qué quieres pedir?
- Un frappe de moccha – pediste casi porobligación mirando al joven que nos atendía – bien, ¿de qué quieres qué hablemos?
- Te extraño, te amo, no puedo estar sin ti – fui directo al grano. No me gustaba andarme con rodeos; al terminar mifrase, el joven llamó tu nombre para recoger tu pedido, instantáneamente me paré, fui a recogerlo y te lo puse en la mesa – continuemos hablando.
- Pe… pero, a penas terminamos ayer – me dijiste...
Regístrate para leer el documento completo.