Los amores de Ruben
A los 14 años, Darío se trasladó aManagua y trabajó como secretario en la Biblioteca Nacional. Ya era medianamente conocido y lo llamaban el “poeta-niño”. Residía en casa del doctor Modesto Barrios (el gran codificador nicaragüensedel comercio), quien lo llevaba a fiestas y tertulias literarias de la vieja capital. En una de ellas conoció a Rosario Emelina Murillo Rivas, de unos 13 o 14 años, alta y esbelta. Darío la describióasí: “Rostro ovalado, color levemente acanelado”, “boca cleopatrina”, “ojos verdes, cabellera castaña, cuerpo flexible y delicadamente voluptuoso, que traía al andar ilusiones de canéfora”. Rosariocantaba y tocaba muy bien el piano. Se hicieron amigos y por las tardes iban a la costa del lago de Managua a contemplar las olas y el paisaje. De ella recibió Rubén “el primer beso de labios de mujer”.Ya de vuelta de Chile, a sus 22 años, después de publicar Azul, libro que le abrió las puertas de la fama, comienza a visitar la casa de la familia Contreras y de la aludida Rafaela. Es una joven debaja estatura, cabello castaño, grandes ojos negros y tez morena, graciosa y con una gran simpatía. Además, hecho que nunca pasaría inadvertido para Darío, escribe cuentos modernistas con el...
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