Los anteojos Edgar Allan Poe
Asumí el apellido con cierta resistencia, pues mi verdadero patronímico, Froissart, me inspira un muy perdonable orgullo, y creo que me sería posible trazar mi descendencia del inmortal autor de las Crónicas. Y ya que hablamos de apellidos, mencionaré una singular coincidencia de sonido en los de mis predecesores inmediatos. Mi padre era Monsieur Froissart, de París. Suesposa, mi madre, con la cual se casó teniendo ella quince años, era Mademoiselle Croissart, la hija mayor del banquero Croissart, cuya esposa, a su vez, sólo tenía dieciséis años al casarse con él, y era la hija mayor de un tal Víctor Voissart. Muy curiosamente, Monsieur Voissart habíase casado con una dama de nombre parecido, Mademoiselle Moissart. También ella se desposó siendo todavía una niña; ysu madre, Madame Moissart, tenía sólo catorce años cuando la llevaron al altar. Estos matrimonios tempranos son usuales en Francia. De todas maneras, he aquí a los Moissart, Voissart, Croissart y Froissart de mi línea de ascendencia directa. Empero, mi nombre se convirtió en el de Simpson por disposición legal, con tanta repugnancia de mi parte que en un momento dado vacilé en aceptar el legado quetan inútil y molesta condición traía aneja.
Por lo que se refiere a dotes personales, no creo carecer de ellas. Antes bien, estimo que soy muy proporcionado y poseo lo que nueve de cada diez personas llaman un hermoso semblante. Mido cinco pies y once pulgadas de estatura. Tengo cabello negro y rizado. La nariz está bastante bien. Los ojos son grandes y grises y, aunque -he de confesarlo-sumamente débiles, su apariencia no hace sospechar semejante cosa. La debilidad de mi visión me preocupó siempre en alto grado, y acudí a todos los remedios posibles -salvo el de usar anteojos. Siendo joven y bien parecido es natural que me desagraden y que me haya negado redondamente a llevarlos. Nada conozco que desfigure tanto el rostro de un joven, o que dé a cada rasgo un aire de gravedad si no desanturronería y de vejez. Un monóculo, por otra parte, tiene un sabor de afectación y rebuscamiento. Hasta ahora me las he arreglado lo mejor posible sin ninguno de los dos. Pero estoy hablando demasiado de detalles meramente personales, que después de todo carecen de importancia. Me contentaré con agregar que poseo temperamento sanguíneo, arrebatado, ardiente y entusiasta, y que toda mi vida hesido devoto admirador de las mujeres.
Una noche del invierno pasado entré en un palco del teatro P..., acompañado de mi amigo Mr. Talbot. Era una velada de ópera y el programa presentaba especial atractivo, por lo cual la sala hallábase de bote en bote. Entramos empero a tiempo para obtener las plateas que habíamos reservado, y a las cuales conseguimos llegar con no poca dificultad.
Durante...
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