los arboles mueren de pie
Pero... llega por sorpresael malvado y verdadero nieto, que no ha muerto como se creía. Por fin, la abuela se entera del engaño, pero decide no comentarlo al imitador ni a la muchacha, como agradecimiento por los días felicesque le han hecho vivir y, en definitiva, con el mismo objetivo que la pareja y la sustitución de Mauricio que había empleado en esa estancia de tiempo: hacer realidad ilusiones.
A primera vistaestamos en una gran oficina moderna, del más
aséptico capitalismo funcional. Archivos metálicos, ficheros giratorios,
teléfonos, audífono y toda la comodidad mecánica. A la derecha —del
actor—, lapuerta de secretaría; a la izquierda, primer término, la
puerta de la dirección. Segundo término, salida privada. La mitad
derecha del foro está ocupada por una librería. La izquierda, en
medioarco, cerrada por una espesa cortina, que al correrse descubre
un vestuario amontonado de trajes exóticos y una mesita con espejo
alumbrado en los bordes, como en un camarín de teatro.
Encontraste con el aspecto burocrático hay acá y allá un rastro
sospechoso de fantasía: redes de pescadores, carátulas, un maniquí
descabezado con manto, un globo terráqueo, armas inútiles, mapascoloristas de países que no han existido nunca; toda esa abigarrada
promiscuidad de las almonedas y las tiendas de anticuario.
En lugar bien visible, el retrato del Doctor Ariel, con su sonrisa...
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