Los arquitectos y los honorarios
(por Arq. Claudio F. Torres)
Dentro de los múltiples temas que se tratan en la carrera de Arquitectura, uno de los más importantes es el de los honorarios. Algo que parece muy simple, pero que muchas veces resulta complicado a la hora de poner en práctica.
El honorario es un derecho del profesional. El artículo 1627 del Código Civilconsagra el derecho al cobro de honorarios, de aquel que pretende ganarse la vida con su arte o profesión. Las distintas normas arancelarias profesionales explican muchos mecanismos de fijación de aranceles mínimos por tarea profesional exigida. Y entonces todo parece tan claro como un cuaderno nuevo y prolijo antes de comenzar las clases.
No mucho tiempo después, pueden surgir problemas.
Porempezar, el cliente común puede verse confundido cuando tratamos de explicar cómo se descompone un honorario profesional. Poco le importa si se subdivide en croquis preliminares, anteproyecto, proyecto, dirección, etc. Tampoco le da importancia a la diferencia entre honorario profesional y utilidad o beneficio empresario, ya que toma estos conceptos como gastos propios de la obra, y no le interesademasiado cuál es el destino del dinero que paga, siempre que estos gastos estén generados por la naturaleza de los trabajos.
En segundo lugar, en la mayoría de los casos, cuando el profesional toma a su cargo el proyecto, dirección y construcción de una obra, acostumbra exigir del cliente una paga por su labor. En esa paga -que puede ser un monto fijo sobre el valor de obra, o bien unporcentual- no se distingue qué parte corresponde al honorario profesional. Por lo tanto, el honorario queda subsumido en una cifra global, que muchas veces el profesional trata de no exponer demasiado públicamente.
Muchas veces el cliente medio requiere la presencia del arquitecto cuando acaba de adquirir un terreno y no sabe qué hacer en él, y gracias a ese intercambio surgirá un croquis preliminarque permitirá dar forma a los deseos del cliente.
Pero tras la etapa de proyecto, cuando se comienzan a elevar los primeros tramos de muro, el profesional comienza a ser prescindible. Ya está todo dibujado ("usted pretende cobrar por unos dibujos") y la obra está en marcha ("usted pretende que le pague por mirar como trabajan los obreros"), así que, más de una mente de poco vuelo piensa: ¿Paraqué seguir con el arquitecto si la obra puedo dirigirla yo?
A esta altura resulta harto repetitivo seguir quejándonos de muchos clientes, que seguramente no cuestionan los honorarios de los médicos (por ejemplo) pero que deslegitiman el honorario del arquitecto. No es conveniente explayarnos sobre las actitudes e intenciones -manifiestas y ocultas- de muchos comitentes. Por ello, vamos adetenernos en el caso concreto del (para algunos) discutible derecho del arquitecto a vivir de su trabajo.
El cliente promedio no posee una idea clara del rol profesional. En el imaginario colectivo, el arquitecto es una especie de "intérprete gráfico" de las ideas del cliente, que plasma "su gusto" en forma de dibujos, para posteriormente "hacer trámites" en los organismos estatales que permitanel inicio de la obra. Entonces, muchos clientes desconocen las responsabilidades profesionales, pues cree que el arquitecto sólo está para dibujar y que se le paga en tanto no pretenda cobrar más de lo que cree que vale.
No se analiza que esa satisfacción de los deseos del cliente ocupa un tiempo muy valioso de nuestra vida, en el cual ponemos todo nuestro bagaje de conocimientos técnicos,justificaciones científicas y la propia experiencia profesional.
Lo cierto es, en cambio, que en la línea más pequeña de un croquis preliminar, estamos dando forma a un plan de necesidades y también aplicando principios básicos de restricciones al dominio -tanto legales como administrativas-, analizando diversas reglamentaciones sobre la construcción que condicionan todo lo que proyectamos,...
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