Los Brujos De Ilamatepeque
Connubio en la noche
Pasó la Semana Santa con sus tradicionales ritos, sus Personificaciones los Pasos, el Prendimiento, los judíos, el Lavatorio de los Apóstoles, las Siete Palabras, el Santo Entierro, las procesiones, el Judas ahorcado, la Resurrección. La celebración de la Semana Santa ese año en Ilamatepeque fue maravillosa, por que no todos los años iba enTata-Cura.
Eulalia Durán, a pesar de ser días grandes, los pasó abatida, sombría, silenciosa. Con nadie hablaba, de no ser con los Montoya, Tobías o Pedro. Y, cuando les dirigía la palabra, sólo era para preguntarles:
–¿Lo han visto? ¿Me quiere todavía? ¿No me irá a dejar sola?
Ellos la consolaban. Le transmitían razones. Una vez Tobías le trajo un cenzontle que Cipriano había cazado. Eulalia sealegraba e iba al río con sus amigas a platicar de novio; pero cuando ella nombraba a Cipriano, las otras dejaban sus risas y se santiguaban. Varias veces peleó en el paso del río con viejas amigas, como Fulgencia Cortez. Se retiro de sus amigas y anduvo sola. Por su parte, las muchachas que temían a “los brujos del Colegio”, se apartaban de su lado para evitar recibir parte del hechizo que Ciprianole echara para conquistarla.
En su casa, Cándida ya no la golpeaba ni regañaba por que decía que su hija estaba peor del embrujo y se conmovía viéndola sentada en un rincón, jugando con el cenzontle, llorando, pensando...
–Pobrecita Laya –contaba a sus vecinos–, ahora sí está perdida. Las brujerías de esos excomulgados, que han de ir derechito al infierno, la tienen chiflada. Se me detiene elcorazón cuando la veo así.
– ¿Y la cura del Tuerto Simón?
–Ya no hay cura para mi muchacha, ni si quiera con Ñor Anteportam se compone. He hecho promesas a casi todos los santos, pero es inútil: la brujería de esos condenados es más fuerte.
– ¿Y si la casara con Rogelio?
– ¡Ni hablar! Si cuando se lo mientan es como meterle fuego. El otro día que él vino a buscar a Bartolo, se le acercó y, lahubiera visto; parecía más que endiablada. Y lo que hablaba no era ella; era por arte magia que repetía palabras de Cipriano.
Lo que pasaba en Eulalia era su sentimiento exacerbado hacia dos extremos divergentes. Amaba violentamente a Cipriano y odiaba a muerte a todos aquellos que lo culminaban, inclusive a Bartolo y Cándida. No ser separaba de su pájaro cantor (el cenzontle). Cándida ya estababuscando la manera de torcerle el pescuezo por que ese pájaro debía se parte de la brujería.
Al pasar la Semana Santa, el sacerdote se dispuso a partir, pero antes se preparo para ir a la hacienda de San Cristóbal. Esta noticia alegró a “Los Hijos de Morazán” y Cristóbal se adelantó a darles la buena nueva a los sargentos prófugos. Ya iban a poder salir del monte para poder vivir nuevamente en “elColegio”.
–Hoy mismo bajaremos –Dijo Cipriano al joven Montoya–. Iremos a casa. Quiero ver a Laya; pobrecita debe sufrir mucho.
–Mejor esperen otros días, compas–surgió Cristóbal–si se han aguantado lo más, pueden aguantarse lo menos.
Cipriano siguió sus propios impulsos. Dejo el escondite y regreso a “El Colegio”. La casa estaba desolada y triste con las huellas del allanamiento del SíndicoTróchez. En el monte vivieron de la casa de animales y pájaros, fáciles de atrapar. Ellos no se desesperaban por esa vida; algo más fuerte, les mantenía optimistas. Ellos creían en la vida nueva que establecerían los morazanistas con el General Cabañas al frente.
Llegaron al atardecer a “El Colegio” y solo encendieron la cocina de tierra para no dar sospecha de su presencia. Hicieron comida ypermanecieron atentos, con sus armas, para estar listos en cualquier emergencia. Cristóbal fue a la casa de Durán y encontró a Eulalia sentada en el patio contemplando sombras de la noche en una abstracción enojosa y enfermiza.
–Laya ¿Qué tal te va?
–Hola, Cristóbal ¿lo has visto? ¿Qué ha dicho?
– Cállate y escucha. Hace como que vas donde Pedro Cano y te deslizas derechito asta a “El Colegio”....
Regístrate para leer el documento completo.