Los Cinco Saberes
Baste decir que, a mi juicio, carecen defundamento las pretensiones de Maritain sobre la necesaria subalternación de la Filosofía Moral (y también, por consiguiente, de la axiología jurídica) a la Sabiduría Teológico. Se funda, como essabido, en la imposibilidad en que aquélla se encuentra de ejercer una función orientadora de la conducta hacia el último fin, que es de hecho sobrenatural. Y más teniendo en cuenta lascondiciones existenciales -elevación, caída y Redención- que configuran la real situación del hombre, inaccesibles también a un conocimiento no sobrenatural. Tal situación existencial exigiría exigiría,pues, del filósofo puesto a la tarea de desarrollar una Filosofía práctica, completar los principios estrictamente racionales de que parte con otros que le suministraría la Sabiduría Teológica,si quiere evitar que el fruto de sus afanes fuera ya no inútil, sino incluso perjudicial, por desorientador .
Debe decirse, sin embargo, que no habrá tal desorientación, en virtud delparalelismo analógico entre el plano natural y el sobrenatural. Y se evita, rechazando este modo de proceder, una posible confusión entre la filosofía moral con principios teológicos y la Teología misma.
Digamos por último, que es evidente la dificultad que encuentra la inteligencia práctica del hombre como consecuencia del de la caída en derivar filosóficamente exigencias de de unaconsideración racional de la naturaleza del . No es ésta tanta, sin embargo, para que sea legítima la pretensión, tan frecuente entre los pensadores inspirados en la Teología dialéctica, de reservaral conocimiento teológico la tarea de ejercer una función valorativa de las realizaciones jurídicas .
Aparte de la inexactitud del punto de partida de semejante posición -el principio
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