Los Climas De Peru
La educación (que es) del otro Argumentos y desierto de argumentos pedagógicos
ANDREA BRITO*
Debería comenzar diciendo que estamos ante un nuevo libro que nos hace re-pensar la educación. Debería seguir dando razones por las que es necesario leer este libro. Para ello, debería comentar de qué va el libro: cómo se compone, qué ideas trabaja el autor y qué marcos teóricossostienen sus reflexiones, es decir, en cierto modo, debería explicarles La educación (que) es del otro. Con estos deberes, lo último que debería lograr es que la única acción posible posterior a la lectura de esta reseña sea entrar a una librería pidiendo casi con desesperación este libro o, al menos y si se dispone de cierta virtuosa paciencia, incluirlo en la lista de futuros libros a adquirirsin importar, en uno u otro caso, lo que devenga de esa lectura. Una secuencia correcta y esperable que hace a los modos canónicos de construcción y sentido de las reseñas bibliográficas: construir un argumento que convenza a otros, posibles lectores, de los nuevos descubrimientos sobre un viejo tema que brindará la lectura de una nueva obra. Y, para ello, asumir el consentido acto de arroganciaque toda reseña supone: construir ese argumento explicando el sentido de las palabras de otro. Si siguiera esta secuencia, creo, estaría cometiendo una traición. Una doble traición. Aquella que entiendo conspira contra el sentido último de las palabras de Carlos Skliar y, también, aquella que falsea mi lectura de las palabras de Carlos Skliar. Por eso, en relación con la primera, elijo no darargumentos para convencer a otros sobre la necesidad de leer un libro sobre educa-
ción —operación de cuya cerrazón el autor elije escaparse— sino que, y en relación con la segunda, sólo escribo en voz alta mi propia lectura de este libro, una posible lectura, intentando hilvanarla en el anhelo que entiendo le da a éste su inspiración. ¿Cuál es ese anhelo? ¿De qué forma se ofrece? ¿Qué nos da a leerel decir sobre los argumentos pedagógicos? La educación (que) es del otro se da a leer como una grieta, la posibilidad de, a través de la escritura, provocar una fisura en el decir sobre la educación. La explícita intención de deconstruir los argumentos pedagógicos, o al menos aquellos que más hacen sonar la cuestión de la diferencia, supone provocar una hendidura en la continuidad poco interrogaday autosuficiente del lenguaje sobre (y de) la educación. “Hoy tengo casi todas las palabras/Pero me faltan casi todas/Cada vez me faltan más”, fragmento de las poéticas formas de Juarroz que Skliar toma prestadas para dar a leer su intención de quebrar la lógica de la explicación y el desierto de argumentos en educación. Y en esa intención de quiebre nos es posible leer un doble convite: por unlado, aquel que nos llama a aceptar “que podemos explicarlo todo, pero que nada podemos explicar” y, además, aquel que invita a ensayar otro lenguaje para pensar la pedagogía, aquel que, de la mano de la poética, cincela un intersticio para que tengan lugar la experiencia y el acontecimiento. La educación (que) es del otro se da a leer como un hartazgo, una denuncia sobre el exceso de lo habladoacerca
SKLIAR, Carlos, La educación (que) es del otro. Argumentos y desierto de argumentos pedagógicos, Buenos Aires, Novedades Educativas, 2007, 144 páginas.
de la educación a través de un modo único, reiterado y escasamente rebelde, y a la vez reconocedor, de la herencia educativa. Unas ciertas palabras del escritor Peter Handke dicen que dar nombre a una necesidad vital, y podríamos agregarhumana, conlleva su desligazón del contexto de la vida y, en esa desrealización, en ese “extraerla del relato”, se convierte en mera opinión o doctrina, sumiéndose en una suerte de banalización. Y que el conjuro para este destino consiste, concretamente, en escribir sobre esa necesidad, de un modo tal que sea innecesario pensarla expresamente sino sólo concentrarse en el relato en el que está...
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