Los Condenados De La Tierra 20 20Fanon

Páginas: 350 (87253 palabras) Publicado: 8 de mayo de 2015
FRANTZ FANON

LOS
CONDENADOS
DE LA TIERRA

PREFACIO DE

JEAN-PAUL SARTRE

2

Prim er a edición libe ra da : Junio de 2006
Segu nda e di ci ón l iberada : Enero de 2007
Primera edición en francés, 1961
Primera edición en español, 1963

Fuente : http://www.elortiba.org/
Tí tulo original: Les damnés de la terre
Traducción de Julieta Campos

La reproducción total o parcial de este libro en formaidéntica,
modificada, o parecida – esto es, plagio – escrito a máquina por el
sistema “multigraph”, mimeógrafo, impreso y demás yerbas, no
autorizadas por los editores, viola derechos naturales del orden
burgués…
No obstante, se reconoce que estos derechos irreales son los que
obstaculizan la libre circulación de información y se actúa en
función de transformar esta realidad: entonces lareproducción
total o parcial de este libro y todo el conjunto de técnicas
colectivas que se han aplicado en su producción no está prohibida
sino alentada y apoyada sobretodo cuando aporte a la revolución
social por una sociedad mejor sin explotados ni oprimidos.

Kolectivo E dito rial “Ulti mo Recu rso ”
Rosario – Santa Fe – Argentina
Hecho en el depósito…

Impreso en Rosario, Argentina.

4

PREFACIO

Nohace mucho tiempo, la tierra estaba poblada por dos mil
millones de habitantes, es decir, quinientos millones de hombres
y mil quinientos millones de indígenas. Los primeros disponían
del Verbo, los otros lo tomaban prestado. Entre aquéllos y éstos,
reyezuelos vendidos, señores feudales, una falsa burguesía forjada
de una sola pieza servían de intermediarios. En las colonias, la
verdad aparecíadesnuda; las "metrópolis" la preferían vestida; era
necesario que los indígenas las amaran. Como a madres, en cierto
sentido. La élite europea se dedicó a fabricar una élite indígena;
se seleccionaron adolescentes, se les marcó en la frente, con
hierro candente, los principios de la cultura occidental, se les
introdujeron en la boca mordazas sonoras, grandes palabras
pastosas que se adherían a losdientes; tras una breve estancia en
la metrópoli se les regresaba a su país, falsificados. Esas mentiras
vivientes no tenían ya nada que decir a sus hermanos; eran un
eco; desde París, Londres, Ámsterdam nosotros lanzábamos
palabras: "¡Partenón! ¡Fraternidad!" y en alguna parte, en África,
en Asia, otros labios se abrían: "¡...tenón! ¡...nidad!" Era la Edad
de Oro.
Aquello se acabó: las bocas seabrieron solas; las voces,
amarillas y negras, seguían hablando de nuestro humanismo,
pero fue para reprocharnos nuestra inhumanidad. Nosotros
escuchábamos sin disgusto esas corteses expresiones de amargura.
Primero con orgullosa admiración: ¿cómo?, ¿hablan solos? ¡Ved
lo que hemos hecho de ellos! No dudábamos de que aceptasen
nuestro ideal, puesto que nos acusaban de no serles fieles; Europa
creyó ensu misión: había helenizado a los asiáticos, había creado
esa especie nueva. Los negros grecolatinos. Y añadíamos, entre
nosotros, con sentido práctico: hay que dejarlos gritar, eso los
calma: perro que ladra no muerde.
5

Vino otra generación que desplazó el problema. Sus
escritores, sus poetas, con una increíble paciencia, trataron de
explicarnos que nuestros valores no se ajustaban a la verdadde su
vida, que no podían ni rechazarlos del todo ni asimilarlos. Eso
quería decir, más o menos: ustedes nos han convertido en
monstruos, su humanismo pretende que somos universales y sus
prácticas racistas nos particularizan. Nosotros los escuchamos,
muy tranquilos: a los administradores coloniales no se les paga
para que lean a Hegel, por eso lo leen poco, pero no necesitan de
ese filósofo parasaber que las conciencias infelices se enredan en
sus gemidos. De pues, su infelicidad, no surgirá sino el viento. Si
hubiera, nos decían los expertos, la sombra de una reivindicación
en sus gemidos, sería la de la integración. No se trataba de
otorgársela, por supuesto: se habría arruinado el sistema que
descansa, como ustedes saben, en la sobreexplotación. Pero
bastaría hacerles creer el...
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