Los cronistas de indias el realismo mágico y el concepto de testimonio
Por testimonioentenderemos la acción de relatar lo que se ha visto u oído (Ricoeur 1983). Testimonia quién “estuvo allí”. En este acto entrega noticias de primera mano que legitiman su veracidad en el hecho de haber sido “vividas”. La experiencia permite la “apropiación” de lo vivido, el testimoniante es “competente” a la hora de esclarecer ese suceder; le compete pues le es propio.
El testimonio, entonces, no esla percepción misma, sino la relación, la narración del acontecimiento. Un testimonio es siempre un revelar algo al prójimo, es un momento profundo de comunicación en el que se “empeña la palabra”, por ello la conocida ceremonia del juramento del testigo en el tribunal. Así, el testimonio es una relación, al menos, dual: se testimonia frente a alguien que, con esta información, puede emitir unjuicio. Todo testimonio está al servicio del juicio; el juzgar descansa en ese apoyo.
No se llama testimonio toda relación sobre un hecho o acontecimiento; la acción de testimoniar tiene una relación íntima con una institución (un “tribunal”).
Existe una doble noción de acontecimiento que el testigo refiere y de un relato en el cual consiste el testimonio, produciéndose, así, un intercambio entrecaracterísticas jurídicas, históricas y retóricas del testimonio.
Es posible reconocer dos perspectivas para acercarse al concepto de testimonio: una sería puramente jurídica mientras que la otra poseería un carácter existencial. Váttimo muestra el fondo que sustenta esta última visión:
Testimonio, como término filosófico y teológico, evoca el pathos con el que el existencialismoha considerado, a partir de Kierkegaard, la irrepetible existencia de lo singular, su peculiar e individualísima relación con la verdad, relación en la cual la persona está totalmente, y sólo ella en el fondo, comprometida. Un pathos semejante se expresa, por ejemplo, en la famosa tesis de Jaspers sobre Galileo y Bruno, según la cual la retractación de Galileo ante la Inquisición no quita nada ala verdad, científica, demostrable, de la teoría heliocéntrica; mientras que la verdad filosófica de Bruno no subsiste si no es en el «testimonio» que él le otorga, y por tanto Bruno no podría retractarse sin destruir también la verdad de su filosofía. Una verdad científica es ahistórica y universal; la verdad filosófica, en cambio, no tiene otro sentido que el de ser la verdad de la existencia dequien la profesa y la propone al mundo (1990, 46).
Este testimonio existencial, como bien señala Giannini (1995), es una confesión de fe que se da ante el mundo. El mundo sería, pues, quién, en este caso, haría las veces de tribunal.
Como dijéramos, la primera labor literaria que abordaremos es el cúmulo de escritos (crónicas, relaciones, testimonios) que nos han legado los conquistadores.Escritos que constituyen no sólo el febril primer intento del europeo por descifrar y comprender las peculiaridades de las ignotas tierras y sus habitantes, sino que, además, son la caracterización más arcaica de nuestro continente. No pretendemos ignorar la existencia de las culturas precolombinas, pero es en el encuentro, traumático para ambos bandos, donde se gatilla el cuestionamiento de lo...
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