Los cuentos
No todos estaban, no podrían. Se quedarían sin butacas: lleno completo. Cada quien una razón, un motivo, una ilusión mezclada con orgullo.
Alguien pudo pensar que Iker podríaobtener allí el triunfo para su equipo, se equivocó de partido, de movimiento. Allí no estaba el gol que le daría el triunfo frente a Chile.
Esta espectadora, lo sabía.
El terreno propicio paraderrochar energías, instaba los rápidos, flexibles, acordes, firmes, seguros, graciosos y hasta temerosos movimientos de los cuerpos. Danzaban en un solo equipo rítmico o destacaban en lo individual.Esperé ansiosa el telón. Más por los entrenadores, entre los que me sentía parte, que por los protagonistas de aquel “juego”. Los sabía ansiosos, agotados, ilusionados y por qué no; presuntuosos. Se lojugaban todo tras un año de esfuerzos. Dicen que también una semana intensiva. Disfrutaban del agotamiento, algunas con el peso de dobles jornadas.
Todos, todas, ansiaban escuchar la señal deinicio.
Se abrió el telón del Gran Teatro de Córdoba en una cita inusual; mientras España se jugaba el pase a los octavos de final, el profesorado del Conservatorio Profesional de danza Luis del Río,aspiraba a dar argumentos para nuevas subvenciones y presupuestos.
Allí estaban sus alumnos y colectivos de familias. Por supuesto estaba yo, privilegiada con la siempre amistad solidaria, quefacilitó mi deleite desde la butaca 4 de la platea 8. Gozosa; aunque lo hiciese con otro nombre. Imaginándome la única espectadora cubana, pedagoga, negra y por demás… ajena al futbol, en toda la sala.Con los compases comenzó el doble partido, a mi lado un abuelo insistía en una doble faena, la vista fija en el escenario, el oído atento a la radio portátil. Lejos de saber, que a su compañera debutaca, para nada interesaba el fútbol, porque mi cita; era con la danza.
Justo encontré aquello que buscaba, pequeño/as, adolescentes, jóvenes regalaron movimientos naturales, sensibles y realistas,...
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