Los días aquellos
Páginas: 2 (406 palabras)
Publicado: 6 de octubre de 2013
Para ti mi Ramonita
Aun siento la dulzura de tu mirada y lo cálido de tu abrazo, cierro mis ojos y escucho que me llamas, querida abuelita.
En mi recuerdo esta presente cuando de niña,presurosa y ansiosa corría a tu encuentro. El trinar de los pájaros a la orilla del río anunciaban que tu corazón como el mio, latían de emoción.
A ti te debo la reflexión de entender que aunque solallegue a ser la madre que tu anhelabas:
Cada vez que regreso a lugar donde tu vivías, busco sin éxito, tus huellas en la arena. Ya las aguas no corren cantarinas, te llevaste su alegría, solo me quedacontemplar la bendita tierra que guarda mis secretos infantiles, el paisaje que limpiaba mis tristezas y al viento lanzar mis besos que sin horizonte se pierden en el infinito, con la esperanza quete lleguen al cielo sin demora.
Dios me dio el inmenso regalo de ser padre y madre para mis hijos. Aunque a veces me placía sentarme a llorar por no saber combinar el amor, con la autoridad yseveridad de un papá. Diariamente iba descubriendo nuevas estrategias para llenar vacíos y convertirme en la mejor amiga y consejera. Hubieron ocasiones cuando las fuerzas me faltaban y solo bastabareflejarme en sus ojos inocentes y cristalinos para llenarme de energía y proseguir.
Cada noche entonaba canciones de cuna y leía historias que por el cansancio de mi jornada quedaban inconclusas.Fueron muchas las veces que sentada con una botella llena de canicas consolaba a mi primogénito ante la pérdida de las mismas en el dichoso juego del pepo. A veces me tocaba armar un partido de fútbol,una excursión o simplemente una larga función de cine que terminaba en un foro y hasta en debates que disfrutaba porque se mezclaba la experiencia, al adolescencia y la inocencia.
Fueron muchaslas circunstancias que me permitieron llevar esta vida, que disfruto y pienso que de volver a nacer la escogería, pero me he esforzado y lo seguiré haciendo para que mis varones entiendan, asimilen y...
Aun siento la dulzura de tu mirada y lo cálido de tu abrazo, cierro mis ojos y escucho que me llamas, querida abuelita.
En mi recuerdo esta presente cuando de niña,presurosa y ansiosa corría a tu encuentro. El trinar de los pájaros a la orilla del río anunciaban que tu corazón como el mio, latían de emoción.
A ti te debo la reflexión de entender que aunque solallegue a ser la madre que tu anhelabas:
Cada vez que regreso a lugar donde tu vivías, busco sin éxito, tus huellas en la arena. Ya las aguas no corren cantarinas, te llevaste su alegría, solo me quedacontemplar la bendita tierra que guarda mis secretos infantiles, el paisaje que limpiaba mis tristezas y al viento lanzar mis besos que sin horizonte se pierden en el infinito, con la esperanza quete lleguen al cielo sin demora.
Dios me dio el inmenso regalo de ser padre y madre para mis hijos. Aunque a veces me placía sentarme a llorar por no saber combinar el amor, con la autoridad yseveridad de un papá. Diariamente iba descubriendo nuevas estrategias para llenar vacíos y convertirme en la mejor amiga y consejera. Hubieron ocasiones cuando las fuerzas me faltaban y solo bastabareflejarme en sus ojos inocentes y cristalinos para llenarme de energía y proseguir.
Cada noche entonaba canciones de cuna y leía historias que por el cansancio de mi jornada quedaban inconclusas.Fueron muchas las veces que sentada con una botella llena de canicas consolaba a mi primogénito ante la pérdida de las mismas en el dichoso juego del pepo. A veces me tocaba armar un partido de fútbol,una excursión o simplemente una larga función de cine que terminaba en un foro y hasta en debates que disfrutaba porque se mezclaba la experiencia, al adolescencia y la inocencia.
Fueron muchaslas circunstancias que me permitieron llevar esta vida, que disfruto y pienso que de volver a nacer la escogería, pero me he esforzado y lo seguiré haciendo para que mis varones entiendan, asimilen y...
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