Los de más arriba

Mientras estábamos a unos cuantos minutos de llegar a la “Boca del Diablo”, nos dimos cuenta que todo se encontraba amontonado, alborotado, aglomerado...; las rocas empinadas resaltaban a lo lejos, las cuales nos daban la impresión de que estaban a punto de caer y causar graves malestares a los vecinos que vivían cerca de ellas; la Boca del Diablo había sido invadida por los que necesitabanmoradas y cada vez más los pobladores tratan de encontrar al menos un pequeño terreno donde poder habitar, así estén advertidos que en cualquier momento puede ocurrir alguna desgracia.

Ya muy cerca de nuestro destino, empezamos a sentir muchos estremezones en el cuerpo; los baches retaban a las “combis” que se atrevían a cruzar la calle Miguel Grau. El joven chofer que nos llevaba no solo seenfrentaba a los hoyos, también tenía que aventajar a los demás ómnibus que –a como dé lugar– pretendían alcanzarnos; la competencia por llegar y recoger pasajeros en el mercado Guadalupe era increíble. Despavoridas por los movimientos bruscos, nos sujetamos vigorosamente de los asientos (temiendo que pueda ocurrir algún infortunio), los niños gozaban de tales emulaciones; los vecinos de la zona no letomaban mayor importancia a lo que a nosotras nos hacía perder el control emocional.

Ingresar a la Boca del Diablo nos causó una gran impresión, el ambiente en el cual nos encontrábamos horas antes era una contraposición a la zona recién visitada. Había escasez de áreas verdes, la contaminación de todo tipo era palmaria, los perros hacían notar su presencia con sus escuálidos cuerpos, muchasmadres subían y bajaban al mercado acompañadas de unas criaturas en sus hombros y otras en brazos; la ausencia de pistas y veredas era un paisaje típico de aquel lugar. Nos habíamos quedado pasmadas de tal contraste con la capital, el cobrador nos asustó con su “último, último”; no nos dimos cuenta que ya habíamos llegado hasta el último paradero, teníamos que decidir por la calle que primeramenteíbamos a recorrer ya que toda la zona tenía el aspecto que había sido invadida.

Ese “último” realmente no lo era, ciertamente era el inicio de toda una realidad de la que muchos ya no quisieran ser parte. Era indudable que los candidatos populistas no habían logrado abordar ese lugar, sus ofrecimientos electorales no fueron presentados en ese sector; de repente esa noticia era una de las buenascosas que les habría podido pasar dentro de un sinnúmero de problemas. Puesto que no forman parte de las personas decepcionadas por las promesas incumplidas, lo afirmado no quita que los “huascarinos” sean conscientes de la crisis económica-social por la que atraviesa el pueblo peruano…

Para llegar a nuestro camino, tuvimos que transitar obligatoriamente por “Miguel Grau”, “Nuevo Miguel Grau”,“Huáscar E” hasta abordar la “Agrupación Familiar 1º de marzo” (nuestras huellas ya habían sido plasmadas en las faldas de los cerros). Entretanto subíamos, el cansancio y los dolores de pierna se hacían presentes; en muchas ocasiones ‘gateábamos’ al tener la sensación de que nuestros cuerpos no daban para más, el terror a la altura se había apoderado de nosotras; nuestra infancia había sidorecordada ante este hecho. El famoso Cerro San Cristóbal había sido relegado, la altura era al inicio (antes de ser expulsadas del vehículo) inimaginable; a la vez, nuestra vocación estaba siendo fortalecida.

A unos cuantos minutos de llegar a la casa de Petronila (conocida por sus vecinas simplemente como Peto, ex secretaria general del asentamiento humano 1º de marzo), los canes nos ladrabanestruendosamente mientras tratábamos de subir aquellas escaleras de piedra improvisadas y, el polvo nos recibía y nos rodeaba en forma de pequeños remolinos.

JUNTOS Y REVUELTOS

Familias, animales domésticos, casas de esteras, piedras y rocas, desperdicios de envolturas y alimentos, baldes, tinas y bidones llenos de agua; todos amontonados. La aglomeración de viviendas es lo más inconcebible,...